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PUNTO DE MIRA

Nada impedirá el aborto

Lo relacionado con el sexo se toca con verbales guantes de seda.

Coito, prostitución o aborto levantan obstáculos mentales. Se elude hacer el análisis concreto de la naturaleza humana y todo lo que embrica. Hombre y mujer están destinados uno al otro. Se quiere ordenar con fórmulas precisas estos contactos, pero no siempre fluye de manera lacia.

La sociedad es una lucha cotidiana donde vicios, dinero, pasiones, necesidades y abusos se entrechocan haciendo un todo. El sexo es parte del entramado. La agitada relación entre humanos es el centro del remolino, aunque no se vea. Desde siempre para burlar los tabúes sexuales los ciudadanos ponen diferentes apodos a los genitales. Estos temas reclaman sutileza en su trato, se requiere despliegue de imaginación para eludir el encasillamiento. Somos más mojigatos que los mismos españoles que inventaron este idioma. Está de moda faltarle el respeto al sexo. Es algo común en las redes sociales los memes, videos y fotos XXX. Esto va y viene de uno a otro confín. La hipocresía asume su rol cuando el tema es de uso personal. Es malo que esas cosas las está viendo el otro. Actualmente jóvenes mujeres se hacen fotos y videos para promocionar sus peligrosas curvas o prominentes formas. Se valen de las tecnologías que les permiten captar o difundir esos atractivos. Debía ser esto labor de márquetin de los cirujanos plásticos pero la vanidad femenil les gana la partida o les hace el trabajo. La chapeadoras y afines se promueven en busca del peldaño a la fama o los chelitos del amor mercenario. La pornografía se esparce por el aire. Crece silvestre. Tanto que hasta Playboy abandonó su estilo por la competencia que invade las redes de forma gratuita. Hay un bombardeo masivo sobre sexualidad. Nadie escapa a ella. En ese ambiente también crecen las jóvenes mentes que son atacadas por el invisible reclamo de la naturaleza. La sangre mensual les advierte que han ingresado al ejército adulto, que hay riesgos de irse al combate sin protección. Unas son obnubiladas por el mandato biológico o caen bajo la presión del masculino. Es difícil sobrevivir a la guerra hormonal sin educación sexual calificada. El estupro o la violación pueden estampar la gravidez como secuela. Se pretende desligar una cosa de la otra. Penalizar a la víctima o al médico como delincuentes es doble condena.

Será más tortuoso, pero nada impedirá el aborto.

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