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Irreverencia

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TOMÁS AQUINO MÉNDEZSanto Domingo

Las leyes de una nación son para cumplirlas. Los protocolos establecidos son para respetarlos y, cuando sea necesario renovarlos. Los países los gobiernan los políticos, que reciben el mandato del ciudadano mediante el voto popular.

En este país está claro en la Constitución y las leyes, cómo se escogen los miembros de la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral y el Consejo de la Magistratura. No entiendo porqué algunos “defensores” pretenden desconocer lo legal y trazar fórmulas que no están regidas por las leyes nacionales y forzar salidas “arregladas”.

Llama la atención que en esa dirección se estén pronunciando algunos “destacados” abogados y dirigentes de instituciones de la sociedad civil, empresariales, ONGs, políticos, “religiosos” y comunitarios. Están pidiendo, en algunos casos, que se ignoren las leyes y en otros que se desconozca a quienes han sido ganadores de las últimas elecciones ¿Para qué elecciones, si luego no se respetarán los resultados y a quienes surjan de estas? Hay políticos que, a pesar de haber participado en el proceso electoral y proclamar previamente “su victoria”, de reconocer el organismo rector, y hasta celebrar el triunfo en lugares determinados, tratan de variar su conducta. Se han dedicado a denigrar lo antes aplaudido. Reclaman cosas que no obedecen a ningún mandato legal, como son la presencia de los ganadores en la Asamblea que reconocería las actas de votación, presentación de las actas originales de las elecciones y que se revisen “una por una” las boletas. Sorprende escuchar que algunos grupos condicionen dialogar en pro de la ley de partidos, a que se sustituyan los miembros de la JCE, el TSE y el TC, conocedores de que eso tiene que hacerlo el Congreso que asuma en agosto y el Consejo de la Magistratura que surja después de esto. ¿Porque poner condiciones que saben imposible? Tal parece que las verdaderas intenciones de esos sectores subyacen debajo de esas posiciones absurdas y, aunque muchos las suponemos, solo las conocen ellos.

Hay quienes han expresado temor a que detrás de esas insensateces, existan planes parecidos a los de 1963, cuando algunos políticos, empresarios, religiosos, camioneros, navieros, etc., unieron sus voces y sus fuerzas hasta lograr el derrocamiento del profesor Juan Bosch.

La dirigencia del PLD debe copiar ese mensaje. Pero, en ese partido no parecen darse cuenta de que hoy deben estar más unidos que nunca. Incluso, algunos peledeistas electos, hacen causa común con sus adversarios anunciando que hasta romperían el protocolo, no cumpliendo el mandato de ir de blanco el próximo 16 de agosto al congreso, algo que parece una insignificancia, pero que junto a todo lo demás, es otro eslabón en la cadena irreverente e irrespetuosa que se ha puesto en marcha. Veremos.

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