Alerta molesta

Si como dice su titular, la dirección de Migración se moderniza y automatiza todos los servicios - y qué bueno, para que hagan más eficientes los controles y los errores en perjuicio de los ciudadanos correctos se reduzcan al mínimo-, no se entiende por qué los inconvenientes y molestias por las que deben atravesar cada cierto tiempo algunos dominicanos a tono con las leyes y las reglas, por un alegado “dispare” del sistema (¿). O el sistema es muy malo o lo son los técnicos y funcionarios que lo alimentan o deben supervisarlo y tenerlo actualizado, al no diferenciar en el acto entre un dominicano que viene a su país y “los viajeros extranjeros que presenten un perfil sospechoso de terrorismo a su llegada al territorio nacional”. Justo el miércoles, cuando el director del órgano oficial, Rubén Darío Paulino Sem, decía en la prensa de la mañana que no se había emitido una alerta general en puertos y aeropuertos locales tras una advertencia de amenaza contra Puerto Rico hecha por el FBI, regresaba del aeropuerto Las Américas de dejar a un familiar residente en Estados Unidos, y que vino por tres días, cuando ya a medio camino, nos llamó para decirnos que al chequearse prendió un bombillo rojo, le hicieron algunas preguntas, la oficial de Migración habló con un supervisor y, gracias a Dios, autorizaron su salida. Se le dijo “que el sistema” -que se supone debe estar ya depurado y actualizado- “se disparó”, lo mismo que le dijeron hace un tiempo, en ocasión del director anterior, con quien hablamos en procura de resolver algo que aquí es muy viejo y que se sigue repitiendo, que es la vieja maña de los organismos policiales y de seguridad del país de no borrar del disco duro determinados datos que, de modo normal o de manera ilegal hayan metido allí, sino que los mandan a un supuesto “archivo muerto” o “banco de datos”, que “reviven” cada vez que les da la gana. Ahí hay un problema legal, de derechos humanos y de daños morales y a la imagen de las personas, que los preocupados por el fortalecimiento institucional deberían corregir. En el caso que nos ocupa, el familiar trabajó muy joven en el banco del Estado, donde premiaron su desempeño, no manejó recursos de la institución, renunció para casarse en Chicago, donde se estableció hace unos trece años. A los tres de haber renunciado, apareció un impedimento de salida, burocrático y usual del Banco, que advertido de que no correspondía y era extemporáneo, mandó a levantar. Pero la molestia sigue... siempre que el sistema “se dispare” (¿). Mientras, aquí entra o sale todo el que quiere, como si nada, especialmente si quiebra un banco, como los del caso Peravia (¿).