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FIGURAS DE ESTE MUNDO

Marginado

“Después fue Jesús otra vez a la orilla del lago; la gente se acercaba a él, y él les enseñaba. Al pasar, vio a Mateo, hijo de Alfeo, sentado en el banco donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo: Sígueme. Mateo se levantó y lo siguió”. Nótese la respuesta decidida e inmediata de este hombre, que de repudiable publicano llegó a ser el autor del “Evangelio según san Mateo”. De pronto, su misión no era ya recaudar tesoros terrenales, sino tesoros celestiales. Antes era un publicano, un recolector de impuestos, un hombre despreciado en Palestina por cobrar tributos para Roma; visto como traidor, un ser proscrito religioso y social, rico seguramente, pero marginado por los fariseos y maestros de la ley.

Mas, contra toda oposición, Mateo decidió seguir a Cristo. Más tarde, agradecido su corazón, ofreció un banquete a Jesús y sus discípulos, e invitó a sus colegas y otras personas de mala fama. Entonces los escribas y los fariseos dijeron a los discípulos: ‘¿Qué es esto, que él como y bebe con los publicanos y pecadores?’. Al oír esto Jesús, les dijo: ‘Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores’.

Jesús responde con una indudable ironía. Él no ha venido a llamar a justos, esto es, a los que se creen buenos, sino a los pecadores al arrepentimiento. Dios dice: “No hay justo ni aun uno” (Romanos 3:10). Por tanto, todos necesitamos del gran Medico. (Ver Marcos 2:13-17).

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