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PUNTO DE MIRA

A Jiménez se le fue la mano

Manuel Jiménez, político y artista asentado en la parte oriental de la provincia Santo Domingo, era el legislador más votado en el PLD. Cambió el objetivo y dejó la diputación para probar suerte como alcalde. Lanzó su candidatura pero su partido opto por Juancito Sport.

Jiménez sufrió una brusca calentura. Se regó. El efecto de la pasión provocó que se le fuera la mano. Encarnó su propia canción. Secó el manantial que tenía en el PLD. Actuó como un irracional que no le importaba nada. Dejaba sus años de trabajo político, su historia, la bancada y los compañeros del pasado.

El artista hizo que el político buscara una nueva historia.

En sus actuaciones políticas mostraba que el PLD era una entidad caduca y plástica. Dejó el partido para encaramarse en una estructura con visión contestataria y sin compromisos con el estatus. Se salió del tiesto. Los resultados mostraron que cogió un viento. Llegó con el cuello torcido. Abandonó su colectivo gobernante para irse al que perdía. El Síndrome de Ercilio nuevamente actuado.

Si Jiménez hubiera permanecido en el PLD, otra fuera la historia. La muerte inesperada de Juancito Sport cambió el mapa político y los nombres de Santo Domingo Oriental. El vacío político que se produjo lo hubiera llenado sin ninguna atisbo de dudas. Pero no estaba.

Hasta en la esposa de Juan de los Santos se pensó para ocupar la candidatura. El azar tiene sus tumbos y Alfredo El Cañero, un despeluñao, dio un salto al centro disputó con Karen Ricardo y los otros para quedarse con la candidatura y el cargo de alcalde. Para la alcurnia morada es un presentao que llegó de chepa, pero ahí está escribiendo la nueva historia.

La posición de líder natural de Jimenez, lo mantiene sanguluteando el entorno. Aguerrido, reclama justa distribución; encabeza actuaciones y se desgañita en la porfía post electoral. Va en la turbamulta delirante que agita como molinetes la quimera.

Manuel Jiménez encabeza sin por maldad queriendo, la rebatiña que como resaca, queda de los sufragios manipulados. Se hace eco de lo que conoce como incierto. Quiere olvidar que después del palo dao ni Dios lo quita. Sus experiencias coladas en décadas de vida y estrofas ruedan por el éter sin ser canción.

El político va a la grupa de Sancho; al artista se le va la mano.

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