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ORLANDO DICE...

Falta liderazgo congresual

AUSENCIA DE LIDERAZGO.- El PLD no tiene problema para asumir la presidencia del Senado y de la Cámara de Diputados, pues suyos son los jugadores, la cancha, el balón y la canasta, y viendo el resultado electoral que provee los miembros, también el público. Tampoco tiene problema en seleccionar a este o al otro de sus legisladores, pues la mayoría se somete a la regla y acepta que sea el Comité Político que haga la nominación. Que los escogidos sean de Leonel Fernández o de Danilo Medina no sería cruzar una luz en rojo, ya que cuando la reforma constitucional eran de uno y de otro y la reelección fue un hecho. Un hecho como ley y un hecho como votación. Los escarceos de estos días son propios de un partido de gran vitalidad, en que se aspira y apuesta, puesto que al existir una sola realidad, esta se impone. No obstante, hay problema, y no es en el partido, ni entre sus manes mayores, sino entre senadores y diputados. Estos no tienen discernimiento propio. No se valen por sí mismos, ni caminan derecho, pues se les hace difícil el movimiento por el uso de muletas. La ausencia de un liderazgo netamente congresual afecta la democracia del órgano…

LA VERDAD QUE NO.- Desde fuera se cree que la selección del senador o del diputado sobre cuya cabeza se colocará la corona de la presidencia, será difícil, y hasta traumática, como nunca antes. Y entre las razones que se abonan, se destaca la cantidad de aspirantes. Sin embargo, no son tantos si se observa adecuadamente la situación. Cada cual que busca el cargo, lo primero que promueve no son sus méritos políticos o partidarios, sino su filiación de grupo. La condición de seguidor de Danilo Medina o de Leonel Fernández. Entonces, así vista la cosa, solo hay dos pretendientes: Medina y Fernández. Y ellos la conceden al valido de ocasión. Las simpatías que tengan entre sus pares no cuentan, así como tampoco las preferencias en el organismo de decisión. El influyente Comité Político. Lo principal será pertenecer a la corriente de Medina o de Fernández, y lo demás se dará por añadidura.

Como no hay democracia, tampoco elección. Como será por cooptación, sí selección. La reunión del CP, en cuanto a la escogencia de los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados, no será más que un ritual…

AUTORIDAD EN CUESTIÓN.- Que ese será el trance lo saben todos los senadores y todos los diputados, sea que aspiren o no a la presidencia de su cámara; y sin embargo, se prestan a ese juego perverso. Y dan a conocer públicamente sus pretensiones, y figurear en los medios como nunca, y hasta se toman la libertad de sugerir al Comité Político nuevas modalidades. Ahora, por ejemplo, la alternancia, del mismo modo que en otra oportunidad determinado candidato. Los senadores y los diputados del PLD no llegan todavía al libertinaje, pero no hay dudas de que a sus ojos y a sus maneras ese organismo de dirección no tiene la autoridad de otros tiempos. No le tienen el agua puesta, ni pueden tenérsela, pero de mantenerse ese espíritu corporativo, el día menos pensado le dan una sorpresa. Y es que si el Comité Político no respeta sus propias reglas, y ahí están los quince puntos del acuerdo que sofocó la rebeldía de Leonel Fernández y su gente. Si el equilibrio fuera la norma, ni escarceos y menos crisis…

¿Y DEL CONGRESO QUÉ?.- El acuerdo de los quince puntos que ahora se pone sobre el tapete, es una realidad que no puede ignorarse, aun cuando se maneja como chisme y se pretende burlar. Pero igual hay que recordar las resoluciones del Octavo Congreso, cuyas normativas y reglamentos siguen pendientes. ¿Dónde las comisiones encargadas, qué de sus informes, cuándo su aplicación? El mundo, ahora, como en un tiempo el fantasma del comunismo, lo recorre un movimiento contra las élites. Las élites de los partidos, las élites de las naciones. Va de país en país, o de región en región, y aunque no puede decirse que sea lo mejor, cualquier día replica por estos lares. Las élites, si pensaran, debieran poner sus barbas en remojo, pues ante tanto abuso se impone la toma de la Bastilla. Es una sola gota, no miles, la que rebosa la copa y derrama el agua. En el Comité Político no existe prudencia, como se creía antes cuando retrasaba decisiones sobre asuntos capitales. Ahora rehúye sus responsabilidades, y las razones son conocidas por todos los peledeístas. Los de arriba, los de abajo, y no se diga los del medio…

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