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PUNTO DE MIRA

El rol de Abinader

Lo que se le perdonó al PRM en la pasada campaña, que fue la falta de pegada contra el PLD, tendrá que superarse en este cuatrienio. Luis Abinader, imagino, se calzará los guantes que van con el ritmo del combate que ahora es a cuatro años.

El PRM tiene problemas de origen. Disensiones de abolengo que debe redimir. El gene perredeísta se acuna en su esquina. Aunque se entiende que Abinader recibió un pancho como partido, el cuerpo político es más grande con chichos y arrugas difíciles de planchar.

Tres tareas le vienen de sopetón a Luis, la cara moderna de la política nacional. Debe demostrar que une a sus conmilitones por encima de las zarpas del proyecto HM; tener el control de la estructura para ser el presidente que administre fondos y talentos y dedicarse a fondo al trabajo de liderar la oposición.

Una nota que quizá explique la realidad actual es que en los últimos 20 años el PRD no ha realizado oposición. Se ha debatido en riñas internas o se ha quedado mirando el ombligo con los ojos cerrados. El PRM tiene un ADN recombinante que lastra su arrancada. No obstante, la enfermedad que se hereda puede ser controlada.

Ese no hacer del PRD, por estar atento al control de la estructura y la promoción de gente a posiciones de poder, debilitó su habilidad de combate. Gastaron sus dirigentes tanta energía en aniquilar sus propios compañeros que se quedaron sin fuerzas para atacar la realidad.

Abinader debe verse a sí mismo como político. Trabajar todo el tiempo la política. Ese rol es otra ventaja del PLD. Danilo Medina y Leonel Fernández versus Miguel Vargas, Hipólito Mejía y Luis Abinader. Profesionales de la política contra empresarios políticos. No hay mucho que hablar.

No es tarea fácil la que le viene a Abinader. Asumir el control de los ingresos multimillonarios para que se empleen en construir una verdadera organización y vacunarse contra el virus de la división. Debe mostrar la entereza del líder para que no haya dudas de quién será el candidato presidencial para el 2020.

Las próximas elecciones serán un tanto diferentes y Abinader debe hacer nido en los dirigentes que optarán por las alcaldías, que será la primera línea de combate. Aunque la guerra moderna es aérea, el PRM sabe que las escaramuzas más enconadas son entregadas a la infantería para ocupar las plazas municipales.

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