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Plan es revertir fallo 168-13

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Vinicio A. Castillo SemánSanto Domingo

Inmediatamente pasaron las elecciones del 15 de mayo la ofensiva del poder extranjero y los lobbies de Haití, han sido reanudadas con un objetivo claro y definido: desconocer la Constitución de la República Dominicana en el tema de la nacionalidad y echar atrás la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, bajo la absurda tesis jurídica de que los hijos de haitianos nacidos en territorio de la República Dominicana son apátridas y, por lo tanto, conforme a las Convenciones internacionales, deben ser reconocidos como dominicanos.

Según conferencia de prensa del portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, el jefe de la diplomacia norteamericana John Kerry planteó al presidente Danilo Medina el tema de la supuesta apatridia que afecta a descendientes de haitianos, así como su preocupación en el combate a la discriminación por raza o color en la República Dominicana.

La información ofi cial del Departamento de Estado sobre la reunión del presidente Medina con John Kerry fue sin ninguna duda el aspecto más relevante de su visita a la República Dominicana en el marco de la 46º Asamblea Ordinaria de la OEA. 24 horas antes de esa importante reunión celebrada en el Palacio Nacional, Amnistía Internacional había lanzado al mundo la infamia de que República Dominicana había expulsado de su territorio a más de 100,000 supuestos dominicanos de ascendencia haitiana, que corren el riesgo de convertirse en apátridas.

El plan contra la República Dominicana, lo denunciamos antes de las elecciones y fue uno de los motivos centrales por el cual la Fuerza Nacional Progresista (FNP) se separó de Danilo Medina, su gobierno y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Dijimos, y reiteramos en este artículo, que el presidente Danilo Medina pudo tirar al zafacón a la Constitución de la República, hacerse un traje a la medida que permitiera su reelección y usar y abusar de los recursos del Estado en el pasado proceso electoral, con la indiferencia o visto bueno del poder extranjero, por la existencia de un acuerdo que garantizara propiciar y estimular la invasión pacífi ca haitiana a través de una política de fronteras abiertas; impulsar planes binacionales y documentar como dominicanos cientos de miles de haitianos que digan haber nacido en nuestro territorio, echando atrás el Fallo 168-13 y el texto de la Constitución sobre el estatuto de nacionalidad.

Al país se le entretuvo la semana pasada, desde el punto de vista mediático, con el desagravio de la OEA sobre su papel en 1965 (requerimiento que no le fue hecho al país invasor EEUU) y se ocultó de manera deliberada este tema, actual y crucial para la existencia de la República Dominicana, y el poder soberano que ésta tiene para determinar quién es y quién no es dominicano.

La posición del Canciller norteamericano y de Amnistía Internacional sobre la supuesta apatridia es la misma de la ONU y del tristemente célebre hijo de Vargas Llosa. Es la misma tesis de Haití cuando nos acusó ante la OEA y pidió la intervención sobre nuestro país: cercenar la soberanía de RD en materia migratoria y de nacionalidad.

El poder extranjero sabe que si, tal y como le pidió el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon al presidente Danilo Medina en Panamá, se documentan como dominicanos a más de un millón de haitianos, la fusión RD-Haití es un hecho inevitable. Conforme a la lógica del poder extranjero, los cientos de miles de haitianos que están naciendo en nuestras maternidades en los últimos años gracias a nuestra generosidad y solidaridad como pueblo, son dominicanos. Una conspiración que aniquilaría la patria de Duarte de manera defi nitiva.

Al Presidente Medina le van a reclamar el pago de “facturas” de los pactos secretos que hizo con el poder extranjero para los próximos cuatro años: Echar hacia atrás el Fallo 168- 13 del TC; desvertebrar el Tribunal Constitucional e intentar aplicar el mandato del fallo de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) que de manera atrevida e insolente nos ordenó cambiar nuestra Constitución y nuestro régimen de nacionalidad. Esto, independientemente de la legalización del aborto y la imposición de la Agenda LGTB.

Con el devenir de los próximos meses y de la ofensiva internacional que viene sobre la República Dominicana y la actitud de entreguismo servil de nuestro gobierno, se comprenderá mejor cuánta razón tuvimos de separarnos políticamente del mismo; se comprenderá que la causa defendida por la Fuerza Nacional Progresista en el pasado proceso electoral, más que una causa electoral y política, fue una causa patriótica.

Encabezaremos la defensa de la República Dominicana en los planes macabros de echar hacia atrás el Fallo 168-13 y de desconocer la Constitución de la República en materia de nacionalidad.

El presidente Medina quería “Su Congreso” para cumplir con los pactos secretos que hizo con el poder extranjero.

Nos mantendremos vigilantes y atentos ante las iniciativas que implementará en esa dirección y enfrentarlas como se debe, siempre recordando al patricio Juan Pablo Duarte, quien en una de sus frases memorables planteó: “Por desesperada que sea la causa de mi Patria, siempre será la causa del honor y siempre estaré dispuesto a honrar su enseña con mi sangre.”

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