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EN LA RUTA

El perdedor

Hace unos días el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) reconoció al excandidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, por su desempeño en las pasadas elecciones donde si bien no salió con lo quería, si con más de lo que tenía y en contraste a otros que lo perdieron todo.

Para la cúpula del CONEP el desempeño del PRM fue bueno toda vez que si se compara su situación política antes del torneo, cuando estrenándose como candidato presidencial, en desventaja logística y a bordo de una nave partidaria de nuevo cuño, aunque de vieja franquicia, hoy, el 35 por ciento de sus números lo elevaron de la posición número quince a la número dos del standing, lo que los convierte en una entidad mayoritaria tanto en términos electorales como económicos.

Según la Junta Central Electoral, el PRM se alzó con dos senadurías, 46 diputaciones y 29 alcaldías incluyendo la más importante del país, el Distrito Nacional, que aunque por situaciones legales pertenece a la franquicia reformista, fue ganada con sus votos. Así los hechos y para un candidato de un partido por el que todavía nadie había votado, Luis obtuvo muchas cosas que el sábado 14 de mayo no tenía.

Por tanto si hay que hablar de un verdadero perdedor no sería el PRM sino más bien el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que de un 47 por ciento de preferencia en el 2012, cayó a un 6 en la actualidad y pierden más de 30 de los 45 diputados con los que fueron a la contienda, independientemente a que de las 57 alcaldías que ganaron en 2010 ahora solo tienen una.

Impactados con una realidad que no fue la que les había proyectado Miguel Vargas Maldonado quien al establecer un acuerdo con Danilo Medina no previó (...) las astucias estratégicas del zorro de San Juan de la Maguana, quien no solo los desplazó de la casilla número uno de la boleta, sino que ahora los pone en una condición de indefensa genuflexión.

El PRD que desde el 2000, cuando luego de catorce años fuera del poder que alcanzaron en 1978, parecen seguir escribiendo páginas dislocadas a un libro que bien pudiera llamarse “Cómo joderse”, ahora dicen que fueron engañados; y quizás sí fueron, sólo que no por Danilo sino por algún hábil perredeísta que muy bien pudiera ser el único que no fue engañado.

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