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¡Alabado sea el Señor!

La religión es parte del hombre desde que se tienen los primeros registros de la humanidad hace unos 200 mil años. Aparece como respuesta verosímil “a los misterios inexplicables” que surgieron cuando la razón se sobrepuso a los instintos y los humanos buscaron explicaciones místicas a fenómenos que no podían comprender racionalmente.

Para nuestros antepasados fenómenos naturales como el sol y la luna, el día y la noche, la lluvia y las montañas, o los ríos y el mar, tomaron formas de dioses o deidades.

Mientras el hombre se asentaba en tribus, pueblos y ciudades, la religión se convierte también en un mecanismo, primero de cohesión, y luego de control social.

Como ente dominante, la religión --en todas sus manifestaciones y denominaciones, aunque no necesariamente en igual medida-- ha fundamentado su poder en la limitación del acceso de las personas a la información… Su fortaleza, como expresión de su propio origen, se basa en la ignorancia de las personas.

Desde esos tiempos se viene usando el nombre de Dios para imponer controles, establecer verdades absolutas, asumir vocerías y ejercer poder sobre las personas. No andaba del todo descaminado Carlos Marx cuando califi - có la religión como “el opio de los pueblos”, pues puede constituirse en un elemento utilizado para profundizar la ignorancia.

De ahí que todos los grandes saltos en la historia de la humanidad han estado íntimamente vinculados a la expansión del conocimiento y al surgimiento de ideas que rompen paradigmas.

El Renacimiento, por ejemplo, tuvo su génesis en la imprenta de Gutenberg; la Revolución Industrial nace con el liberalismo de Adam Smith; y la Sociedad del Conocimiento que proyectara Peter Drucker encuentra su base en el amplio e irrestricto acceso a la información que ofrece la era digital.

Mientras la gente más conoce, mejor puede discernir a partir de sus propias ideas… Y es en ese punto donde se fragmenta el control social impuesto sobre la base de preceptos religiosos. De ahí que toda teocracia -como cualquier otra forma de autoritarismo- tiene como uno de sus pilares la limitación del acceso a la información… Irán, Arabia Saudita y Sudán -para citar sólo tres ejemplos-, imponen férreos controles al acceso a internet.

Contrario a lo que sucede en sociedades más evolucionadas donde impera la libertad y, en consecuencia, las personas están en capacidad de empoderarse a partir de sus propias ideas. Y donde, como resultado, se construyen democracias que operan para el bien común y no a partir de esquemas de valores sustentados en preceptos religiosos.

Estados Unidos es el país con más creyentes cristianos en el mundo, lo que no ha sido óbice para que se implementen políticas inclusivas y de tolerancia. Hay una mayoría informada que nada tiene que ver con el rancio fanatismo religioso que caracteriza el sudeste de ese país.

Para que nos hagamos una idea del nivel de sumisión religiosa que existe en esa zona que los estadounidenses llaman “el cinturón bíblico”, un líder político no gana un puesto en una de esas comunidades si no hace campaña con una biblia debajo del brazo, y muchas veces hasta tiene que cuestionar la teoría de Darwin sobre la evolución y defender la existencia de Adán y Eva.

Algunos cacos de maco llegaron a pensar que la República Dominicana era una especie de “cinturón bíblico caribeño” … Las pasadas elecciones desecharon esa tesis.

Un grupo de organizaciones políticas abrazó la religión y la defensa de valores morales y de familia como apuesta electoral fundamentando su campaña en el rechazo a la educación sexual y a los derechos de las mujeres y en la intolerancia hacia los homosexuales.

En las boletas de estas agrupaciones fi guraban más de un pastor evangélico y uno que otro militante del extremismo católico… La mayoría de ellos utilizando a Dios para justifi car sus discursos de exclusión y división.

Sin embargo, juntas, las tres entidades que se disputaban la representación de Dios en esta parte de la isla no llegaron ni al uno por ciento de los votos… ¡Y esa fue una de las grandes noticias de estas elecciones! Cinco mil y algo para la que gobernaría “con la Biblia y después con la Constitución”; 16 mil y un chin para “los guachimanes de los valores de la familia”; 20 mil y pico para el teólogo de “Adán y Evaristo”… …A unos 42 mil votos quedó reducido el extremismo religioso y el discurso del odio y la exclusión… Se demuestra que la sociedad dominicana ha evolucionado mucho más de lo que algunos llegaron a pensar… ¡... Alabado sea el Señor!

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