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Saber perder

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Es realidad histórica que el profesor Bosch, Jacobo Majluta y el doctor Peña Gómez prefirieron sacrificar un triunfo que se veía claro en las urnas, y que la complicidad del poder político y la autoridad electoral del momento les quitaban de las manos -en los tres casos-, con tal de evitar un derramamiento de sangre y que la paz del país fuera quebrantada.

El que más lejos llegó fue el líder del PLD, que levantó por un tiempo la bandera del “que se vaya ya” contra el doctor Balaguer, pero sin nunca provocar la alteración del orden institucional.

Entre la actual coyuntura y aquellos tiempos en los que el control de la cédula de identificación lo tenía el Ejecutivo, se ponía a botar a los braceros haitianos, se les quitaba el documento a los contrarios y no había un registro electoral confiable, hay una diferencia abismal, aun con los defectos y vicios partidarios que se siguen arrastrando.

En el actual proceso de votación, que el cambio de reglas de juego pedido por la oposición, y la apuesta de muchos al fracaso desde antes del 15, lo han tornado en tortuoso y en lamentable, ha habido irregularidades, deficiencias e irresponsabilidades de mucha gente en las mesas, pero no para que se hable de que hubo un fraude montado.

Mucho menos para que algunos de los que recibieron una votación que no alcanza el 1% planteen que hay que hacer nuevas elecciones y lleguen tan lejos como a sugerir y pretender, con pedidos y presiones sin fundamento, la ilegitimidad del gobierno salido de las urnas por una votación mayoritaria que casi dobla la del más cercano contendor. Quienes andan por esos derroteros, y que con sus reclamos desbordados y proclamas imprudentes buscan ignorar o vulnerar la voluntad de una mayoría que ya se expresó en las urnas, se exponen ahora a perder dos veces.

Veamos. Si no fueron capaces de construir una alternativa, con un discurso creíble, motivador y viable, y ahora pierden la perspectiva, y actúan con inmadurez y sin sentido del equilibrio democrático, sencillamente algunos de los que les favorecieron con su voto en una próxima jornada electoral le podrían dar la espalda.

Hubo gente que, pese a las palabras premonitoras de Hatuey, no tuvo la capacidad de unirse en la campaña para buscar la mayoría que no tenían para ganarle al PLD y Danilo Medina, como decían todas las encuestas, pero ahora unifican discurso y se juntan para presionar en grupo(¿).

Es elemental, quien no está preparado emocionalmente para aceptar una derrota y el triunfo de otro (con cabeza fría, con mesura y sin errores costosos que le dañen el futuro político o el espacio ya ganado) no está preparado para gobernar un país. ¡Ojalá se entienda!

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