Tiempo para el alma

“En aquel tiempo, dijo el Señor: “¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: “Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis”. Lc. 7: 31, 32.

No es nueva esta actitud. A veces pensamos que es propio de los dominicanos criticar todo. Pero lo que leemos de palabras de Jesús, nos confirma que es una actitud “universal”, muy humana, de quienes no admiten una posición contraria a la propia.

Dice Jesús en Lucas 7: 33, 34.

“Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: ‘Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores’”. Hoy no es muy diferente, si un cristiano lleva una vida prudente, le critican su falta de exceso o de involucramiento con el “mundo”; si es de los que buscan evangelizar en el centro de las cosas del mundo, entonces le cuestionan por esto.

Si es ortodoxo está mal y si es liberal también. Uno diría: ¿Quién entiende? Lo cierto es que quien busca excusas para no aceptar la vida cristiana, cierra las puertas a una vida de bendiciones que se hacen manifiestas aun en medio del dolor.