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ORLANDO DICE...

Empresarios y felicitaciones

LA MALA VOLUNTAD.- El que se atreva a decir que lo de ahora es lo mismo de siempre, se gana la mala voluntad de gente que quiere forzar situaciones, crear crisis post-electoral y doblar el brazo a Danilo Medina sin afincar los codos en la mesa. Los fines, evidentemente, no están muy claros. ¿Otro Pacto por la Democracia? Ahora no gobierna Joaquín Balaguer, El Señor de los Anillos, y la sociedad civil no está a cargo de mediación. Incluso el fantasma norteamericano no asoma. ¿Dónde está James Brewster, el embajador de Estados Unidos? Se dio cuenta de la salida, pero no del regreso. ¿Está aquí o está allá? Si está aquí se hace raro que no haya ido al Palacio Nacional a felicitar en persona al candidato electo y presidente. No es lo mismo una llamada por teléfono que la presencia física. Si está allá, más que sospechosa su ausencia. ¿Por qué tardar tanto en la entrega de un informe, que es a lo que se dijo fue a Washington? Aunque vale otra pregunta: ¿Fue por voluntad propia o lo llamaron, y si lo llamaron, fue para consulta? Intriga, si fuera el caso, que el gobierno norteamericano no quiera aquí a su representante, en estos momentos. Una carta que se vira sola no es igual a una que se voltea a conciencia…

¿PÁGINA O LIBRO?.- ¿Qué saben los empresarios que van en fila a felicitar al presidente Danilo Medina al Palacio Nacional, que no el resto de la opinión pública o de la población en sentido general? En apariencia quieren desapartar a los peleadores, pero la realidad verdadera podría ser otra: Suplir o reforzar la autoridad de la Junta Central Electoral, pues de algo deben servir los llamados poderes fácticos. ¿Acaso no entró en la liza la iglesia Católica? ¿Qué era de ley un mensaje con motivo de Corpus Christi? Sí, pero los obispos no se refirieron solo al Cuerpo de Cristo, ni demandaron respeto a la fiesta recordando que por esta fecha el buey le habló al amo, sino que pidieron dejar trabajar al organismo encargado de las elecciones. Que la resaca dura mucho, y ningún borracho se cura ingiriendo más tragos. Leía en estos días que si no se puede pasar de página, que se cambie de libro. Y eso es lo que no quieren hacer los candidatos a la presidencia que fueron derrotados en los pasados comicios: Ni pasar la página ni cambiar de libro…

NEGOCIO, POLÍTICA.- La felicitación en persona de los grupos empresariales no fue más que continuar en el Palacio Nacional las conversaciones de campaña. Los hombres de negocio saben de negocio, contrario a los ex candidatos a la presidencia que no conocen la política. Luis Abinader pudo haber pedido su cita e ir a la Casa de Gobierno a reconocer al candidato electo, haciendo in situ todos los reparos que fueran posibles sobre su triunfo y hablarle de la necesidad de reorientar el rumbo de la nación. E incluso abundar en nobleza entregando al mandatario las políticas públicas que tuvo en carpeta por si ganaba las elecciones, de manera que el jefe de Estado las someta a la consideración de sus técnicos. Que de muchas formas se llega a estadista, y una derrota política no disminuye a un candidato que libró su lucha pensándose la mejor opción. Una actuación de este tipo aprovecharía más a su carrera que andar compartiendo escenarios con ocasionales compañeros de ruta que no son sus iguales. Dime con quién anda…podría ser una consigna de calle…

FUERON POR MÁS.- Los empresarios que felicitaron al candidato electo y Presidente en el Palacio Nacional, asumieron la consigna oficial de campaña y fueron “por más”. La idea era ir, saludar, felicitar y volver a sus obligaciones. Sin embargo, el presidente Danilo Medina les puso conversación, y fue como si les hubiera dicho “Huevo, ¿quiere sal?”. Con el CONEP, que fue el primero de los grupos, el encuentro tardó una hora, y fue de revisar la agenda y de la conveniencia de iniciar la tarea lo más pronto posible. Con la AIRD por igual. Incluso, al ver el buen ánimo del mandatario, sus directivos fueron más precisos. Por ejemplo, le recordaron que se venció el plazo para renovar el consejo de Pro Industria. Les dijo que en agosto, de manera que los períodos coincidan y terminen con el cambio de gobierno. Lo mismo se habló del Pacto Fiscal, y quedaron –gobernante y empresarios– en que lo abordarían después que se suscriba el Pacto Eléctrico, al que al parecer solo le falta una coma. El ambiente fue de confianza, hasta alegre, y no hay dudas de que el presidente con los empresarios se siente como pez en el agua.

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