El pataleo descortés

El pataleo en política es un gesto de ahogado que se sigue ejecutando sin que asegure resultados positivos. Dejar en la mente de los seguidores la intención de revueltas no beneficia al país ni a los partidos opositores.

Los líderes de la oposición siguen usando las trilladas frases del pasado para restarle méritos a la victoria histórica de Danilo Medina. Lo cortés es reconocer y admitir sin obviar que se usarán procedimientos que les disgustarán. Hay un ejemplo de temporada. Roberto Salcedo da una muestra de fina educación. Además de admitir que le ganaron en la alcaldía pone a la orden sus conocimientos por si sirven de utilidad a David Collado.

Los partidos que concurrieron al certamen sabían por encuestas propias que Danilo iba con ventaja sobrada, por eso ninguno de los aspirantes presidenciales sufrió un soponcio al saber que habían perdido. Los patatuses son atracciones pagadas en los velorios de pobres. El PRM puede sentir el cuerpo cortao pero eso pasa pronto quizá sin fiebre ni raquiña. La derrota anticipada no produce saranana, quizá una yeyo temporal.

El PRM no debe sacrificar los méritos alcanzados con sus candidaturas por unas presuntas alcaldías, porque podría salir más cara la sal que el chivo. Sobre todo porque Danilo, que no así el PLD, no está emparchado de votos y convida a su mesa a todo quien quiera. Podrían ser sólo palabras, pero las dijo.

El PRM está vaquiaó como segundo partido del sistema y debe analizar todo el proceso para agrupar las fuerzas ante las nuevas tareas y no decorar con charamicos el escenario donde tendrá que hacer sus funciones. Abinader debe apelar a que el suyo es una partido rebejío que con otro nombre sirvió de plataforma a la candidatura de su padre. Usar esa memoria muscular. Sólo ha cambiado de nombre. La absorción de los perredeístas le dio nuevos molleros.

Las gestas de Moreno y Wessin son de complacencia a sus bases. Con el pataleo buscan justificar la derrota. El allante es parte del pleito pero ya la confrontación pasó. Algunos lavan sus derrotas con el jimiqueo, porque solo los muertos se bañan entre dos.

Nada de lo que se exhibe como conducta es mercancía de lujo. Son panchos de una remúa guardada para la ocasión. Trapos viejos del anaquel del pasado. Pedir los conteos manuales es alargar una agonía que encrespa.