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FUERA DE CÁMARA

¡Derecho vs. Mezquindad!

Sería una crueldad regatearle a Luis Abinader el derecho que tiene de justificar públicamente su derrota electoral... Alguna explicación tenía que dar a sus seguidores para sembrar la semilla de la esperanza en una militancia que le creyó y que le siguió hasta las urnas.

Además, forma parte de nuestra tradición electoral que la mezquindad no permita reconocer el triunfo del vencedor y prevalezca “el derecho al pataleo” así sea que la diferencia sea del cielo a la tierra.

No es fácil asimilar la adversidad en circunstancia como ésa. Dicen quienes han tenido la experiencia que es una noche larga y difícil, de muchas frustraciones y desesperanzas, y que en la mañana del día siguiente “uno no quiere ni siquiera abrir los ojos”.

Crecerse en esa situación --lo que hizo Roberto Salcedo con David Collado--, es de grandes como inicua es la miseria humana de no admitir la victoria del contendor. En este medio ningún candidato derrotado llama al vencedor para felicitarlo como en sociedades civilizadas.

Abinader adoptó el comportamiento clásico de los políticos dominicanos a pesar de la contundencia de la victoria de Danilo Medina con casi el 62 por ciento del sufragio nacional...

... Por eso aterra una pregunta ominosa: ¿Y si el resultado hubiese sido cerrado, por tres o cuatro puntos, como en el 2012?

Al final, lo hizo... Abinader finalmente admitió que perdió aunque de forma indirecta y con alta dosis de mala fe en tanto buscó culpables fuera de competencia al responsabilizar de su derrota a la Junta Central Electoral que no hizo más que organizar los comicios y contar los votos uno por uno, como él quiso e impuso.

De todas formas, el candidato perdedor se despidió con expresiones de gratitud a sus electores, a su partido y agrupamientos aliados, a su compañera de fórmula y al padre de ésta, a su esposa e hijas y a sus padres y hermanos por el apoyo que le dieron en el proceso que finaliza.

Fue un elegante gesto de Abinader que leyó cada palabra en teleprompter y lució seguro de lo que decía con las inflexiones adecuadas y momentos de gran solemnidad frente a una audiencia que le interrumpía para aplaudirle cuando a él parecía que se le quebraba la voz por la emoción.

Desde el punto de vista de la emotividad política, la despedida de Abinader fue su mejor momento en la campaña electoral... Más que todo por lo que dejó sobreentendido:

¡Me voy, pero volveré!, como dijo el general MacArthur al abandonar las Filipinas en la Segunda Guerra Mundial... Todo está en que lo dejen.

“... Con uñas y dientes” Está bien que Abinader, el PRM y sus grupos aliados defiendan “con uñas y dientes” las posiciones que ganaron en las elecciones del domingo en el Congreso y los municipios. Pero esa expresión no puede asumirse literalmente...

...Porque Abinader, el PRM y sus aliados no pueden permitir que sus seguidores subviertan el orden, que provoquen desórdenes e intenten sacar las uñas para ganar a las malas, como está ocurriendo en varios municipios donde la votación ha estado cerrada.

Hay que dejar que se cuenten y que se recuenten los votos. Y después de eso, el que ganó, ganó. Sin importar el partido que sea ni el número de tígueres que pueda poner en las calles...

...Porque tígueres tienen todos.

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