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La enseñanza electoral

Al margen de los resultados de las elecciones celebradas ayer, el proceso ha dejado muy claro que el sistema político dominicano requiere --en lo inmediato--, una profunda transformación a riesgo de colapsar definitivamente y arrastrar consigo la institucionalidad democrática que inició hace más de medio siglo.

El sistema de partidos comenzó a desmoronarse de forma trepidante en los últimos años y ahora parece haber llegado a su clímax. A una oposición desestructurada y amorfa se sumó un oficialismo aquejado de un peligroso gigantismo y de un inmanejable clientelismo que pervierte y corrompe su democracia interna.

Los partidos han perdido capacidad de administrar su dinámica y sus procesos internos, y han desnaturalizado el sistema electoral de tal forma que el dinero se impone sobre las ideas y las propuestasÖ Esto, más que democracia, ha devenido en plutocracia.

De este desmadre tienen culpa todos los partidos y sus liderazgosÖ Pero sin dudas la carga mayor corresponde al PLD, que desde el año 2006 tiene el control absoluto de los poderes públicos.

Sería mezquino negar que en estos diez años el partido de gobierno ha emprendido importantes reformas para fortalecer las instituciones y el estado de derecho, siendo la Constitución del 2010 la más transcendental e importante de todasÖ En ese proceso ha conseguido consensos, pero también hecho pasar leyes y reformas impuestas a conveniencia ante la imposibilidad de alcanzar acuerdos institucionales por la cerrazón de la oposición.

Aunque para dejar en carpeta la reforma a la ley electoral y la aprobación de ley de partidos, el PLD alega que no puede imponerlasÖ Una excusa injustificada porque la realidad es que no ha querido pasar esas leyes porque estando en el poder entiende que no es conveniente imponer controles a su vida interna o a sus actividades proselitistas y electorales.

Pero a partir de este proceso se supone que los peledeístas empiezan a comprender que es a ellos a quienes más conviene la supervivencia y sostenibilidad del actual modelo político co partidarioÖ Y que para lograrlo son imprescindibles normativas que desmonten el sistema clientelar y establezcan controles sobre el tiempo y el gasto de campaña.

Porque de ser la única formación organizada que quedaba en el sistema de partido, el PLD ha pasado a ser uno más en el manicomio político nacional similar a los otros que se han ido diluyendo en las últimas décadas y que marchan irremisiblemente a su destrucción.

El “viejo” PLD se había podido mantener al margen de traiciones, indisciplina interna, trapisondas y zancadillas propias de esta fauna política; sin embargo, esas prácticas ya forman parte de su cotidianidadÖ Las tensiones dentro del oficialismo han alcanzado niveles similares a las de otras organizaciones que se autoinfligieron lapidaciones severas y se provocaron serios trastornos y divisiones.

Los peledeístas se han liberado de fracturas importantes por dos razones fundamentales: están en el poder, y porque a pesar de las debilidades su dirigencia mayor ha demostrado madurez y compromiso con la unidad del partido, condiciones escasas o inexistentes en las demás organizaciones del sistema.

Desvencijados los demás partidos que han dominado el espectro político nacional tras la muerte de Trujillo, la dirigencia peledeísta debería poner su barba en remojoÖ porque serán los próximos. Sobre todo por aquel axioma popular que dice que cuando no hay con quién pelear afuera, los enemigos aparecen adentro.

Por tanto, si la dirigencia del PLD quisiera preservar el instrumento político legado por Juan Bosch y que le ha permitido disfrutar el poder y en muchos casos construir fortunas, no basta la promesa que repiten sus dirigentes cuando se les plantean los retos del futuro inmediato: ¡Después de las elecciones vamos a aplicar las normativas dispuestas en el 8vo. Congreso Comandante Norge Botello!Ö

El PLD debe hacer aprobar sin mayor dilación una ley de organizaciones políticas que regule la vida interna de los partidos y una ley electoral moderna y actualizada que permita una democracia más funcional, equitativa y participativa. Ese debería ser su gran reto a partir de este momento en que ya ha concluido el proceso electoralÖ

Debería, incluso, aprovechar la transición y agenciarse el apoyo y la cooperación de los demás partidos del sistema. ¡Hasta por razón de supervivencia!...

ÖPorque los partidos políticos dominicanos están conminados a actuar como el águila imperial cuando tiene que cambiar el pico al crecerle tanto que no le sirve para comer. Se estrella contra una roca hasta desprenderlo para renovarlo a base de mucho dolor...

¡...Pero sabe que está obligada a cambiarlo porque la alternativa es morir de inanición!

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