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ORLANDO DICE...

Un mosquito me pegó el zika

SANGRE DE MOSQUITO.- Pensé que el mosquito no subiría a una tercera planta, donde vivo, y que si lo hiciera, dispondría de su existencia con una raqueta eléctrica. Sin embargo, el mosquito resultó más que suficiente. Ni altura ni arma impidieron que llegara a mí, me picara y me infectara de Zika. El mosquito por tanto no respeta condición, ni discrimina posición, y me mantuvo fuera de juego durante varios días, a pesar de los esfuerzos que hice para superar la prueba. Ahora, viendo su resistencia, me explico que fuera de un mosquito muerto hace miles de años, y conservado en un pedazo de ámbar, que se recuperara la sangre de un dinosaurio, se le extrajera el ADN y fuera posible la recreación del mundo antiguo. El Jurassic Park de Michael Crichton, primero novela y luego película, con sagas incluidas. Como el ámbar es un producto de estas tierras, y el mosquito de la ficción, hay que suponer el resto. Que antes que por los políticos, estas comarcas conocieron de esas bestias, grandes y pequeñas, pero tan carnívoras que se comían a sus semejantes. Los tiranosaurios rex…

LIBRO ABIERTO, CERRADO.- Los buenos estudiantes, los muy inteligentes, siguen aprendiendo después de cerrado el libro. Los políticos dominicanos, por el contrario, no son buenos estudiantes, y tampoco inteligentes, puesto que no aprenden ni con el libro abierto. Y la situación es peor: No pasan el examen ni copiando chivos, que resulta ser la mayor de las incapacidades. El proceso electoral fue como se anunció desde el principio. Complejo, difícil y con peligros evidentes. Lo que no hizo la reelección, lo inventó la oposición. Y como la reelección era el dedo malo, todo tenía que pegársele. Y se le pegó. Eran los mismos alumnos, aunque en cursos diferentes, o escuelas distintas. ¿Qué decir de la izquierda? ¿Era izquierda realmente? Por primera vez la derecha sacó pecho, pero no mostró molleros. El centro siguió siendo un antro de cinismo, y los cómplices ni siquiera se disimularon. El escenario político de este país es único en el mundo. Sin igual. Nadie lo va a admitir, y será pecado o delito decirlo, pero lo mismo se corrompe uno del gobierno que otro de oposición. Hubo un transfuguismo que no se vio, pero que fue más importante y decisivo que el visto…

LOS DIVIDENDOS.- Habría que averiguar si los miembros de la Junta Central Electoral son buenos estudiantes, muy inteligentes, y aprenden después del libro cerrado, o viéndose los exámenes por encima del hombro, o usando chivos. No podrá negarse que el organismo hizo el trabajo, y que en conjunto fue reconocido por los partidos del sistema. Los magistrados peleaban entre sí, pero no con las formaciones políticas. El problema empezó cuando se decidió automatizar el voto y hubo que comprar los aparatos. Entonces nadie fue inocente, pues no solo se trataba de adquirir tecnología, sino de hacer negocio. De lograr ganancia. Hubo consenso entre los partidos, y también licitación abierta, pero nunca se conocieron los detalles. Sobre todo los personajes que se movieron en la sombra, buscando sacar tajadas, y que consideraban merecerlas por sus vinculaciones políticas. Nada afecta más a una persona que un fracaso de amor, y solo es igual de grande un fracaso en los negocios. Hubo gente que se la juró a la Junta Central Electoral, y se la está cobrando en los días finales...

MALDITOS BASTARDOS.- Nadie puede ver la renuncia de tres mil técnicos, o personas entrenadas para trabajar en las elecciones, como simple anécdota. Como hecho normal, ordinario, natural, sin implicaciones ni riesgos ni consecuencias. Tampoco puede pensarse que la motivación fue económica, aunque haya dinero de por medio. Si se produce dos o tres días antes, okey, pero no en la víspera, y en la noche, casi cerca de la madrugada, cuando era difícil, si no imposible, sustituir ese personal. La renuncia fue una acción política, y como los delitos de robo con premeditación, alevosía y acechanza. Lo más parecido a una lotería de campo: todo el mundo con plumas en las manos, pero sin que se sepa realmente dónde está el pollo. Más tarde o más temprano se sabrá, pues como dice el refrán “lo mucho hasta Dios lo ve”. Y hay que tratar de que no sea un muerto de campaña, que se investigue a fondo, y que aclarado el entuerto, se apliquen penas. Que por lo menos se conozcan los “Malditos bastardos” de Quentin Tarantino. Aparentemente contra la JCE, pero en verdad contra la democracia…

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