Cuando los dioses se equivocaban

Parece difícil que en esta época de santorales repletos y de dioses suplantados, Jehová o Yahvé pueda equivocase. Pero en los inicios de la escritura, cuando en las tabletas de arcilla se recogieron nombres y acciones de dioses, hacia fechas tan distantes como el tres mil antes de Cristo la personalidad de los primeros dioses tuvo los mismos parpadeos existenciales que las de los seres que crearon.

Dioses con la envidia y la falsedad de sus acciones inventaron al hombre y las sociedades, y luego, inconformes con su creación, buscaron su destrucción para volver a inventar la creación humana. Primero fueron los semidioses con parte de la divinidad como constitución de su cuerpo, para luego terminar mezclándose con los animales, creando centauros, minotauros, por solo acercarnos a la Grecia donde el dios buscaba la fuerza de la naturaleza aprovechando su sexualidad y copulando con la naturaleza misma.

Estas acciones, a veces individuales y otras veces colectivas se pueden establecer ya en los primeros textos escritos, como los de los sumerios, repetidos de uno u otro modo por sociedades como los acadios, asirios y babilonios, culturas muy influyentes en los grupos semitas aun no judíos, que encabezara el patriarca Abraham, quienes antes de ser adoradores de un dios único, adoraban los mismos dioses comunes a las culturas citadas, luego considerados una forma de herejía. Recordemos a Aarón, hermano de Moisés, adorando al buey Apis, (y con él a los sobrevivientes de la larga marcha), dios de los pueblos babilonios cuando según el mito los descendientes de Sem cruzaron el Mar Rojo, protegiendo sus bienes de valor.

Uno de los más viejos textos conocidos como lo es la epopeya sumeria de Gilgamesh, nos habla de una de las primeras correcciones de la divinidad, la de Aruru, madre del semidiós y primer dictador, (el que las tabletas sumerias describen como un violador de mujeres ajenas y como el dueño de todas las vidas en el territorio de Ur.)

La diosa Aruru, creadora el hombre con barro de la tierra, recibió la llamada de sus creyentes pidiéndole que para detener las atrocidades y violaciones de Gilgamesh creara a otro ser semidivino que se enfrentara al mismo. Fue el momento en que un dios aceptara el haberse equivcado.

La diosa, reconociendo el pedido, creo a Enkidu, o sea que intentó borrar su error inventando un guerrero que debería combatir a su primera creación, Gilgamesh. Talvez sea a este uno de los momentos iniciales del reconocimiento de la divinidad de sus errores en la creación.

En la leyenda de Gilgamesh, es su bisabuelo, el que casi dos mil años antes de Moisés, narra cómo los dioses decidieron crear o promover un Arca redonda, no como la posterior de Moisés, la que fue llena de los animales necesarios, y desde la cual, al pasar el diluvio, fueron enviadas aves y como en el cuento mosaico, pero centenares de años antes, el arca, que no lo era, vino a depositarse en la cima de un monte, hechos que serían repetidos como formado parte del Pentateuco mosaico, y que no eran otra cosa que fracciones, transformadas, de una larga tradición vía las culturas de Babilonia, Asiria, y Acadia, donde la versión del arca es la misma. Las medidas del arca del antiguo poema, han sido usadas para la construcción de arca redonda con el fin de establecer la veracidad de esta afirmación. Pero esta es harina de otro costal.

Sobre el hecho de los dioses destruyendo su creación hay mucho en la llamada Biblia y básicamente en la obra atribuida a Moisés. El Jehová de los primeros judíos fue llamado dios de los ejércitos, un modo, según muchos de calificar a Dios como parcializado con el pueblo de Abraham; y de presentar un dios celoso el que en un rapto de ira, impide a Moisés ver la tierra prometida, en un castigo que iba más allá de la lucha del pastor de los semitas para sembrar la semilla del dios único. Fue, contradictoriamente, un acto del creador contra sí mismo.