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¡La paz y el orden valen mucho más!

No encuentro lugar para la obcecación ni para el empecinamiento en relación con el conteo electrónico en las próximas elecciones. El solo hecho de que haya dudas, de que se haya esparcido la idea, incorrecta o acertada de que el nuevo equipo de conteo por vía electrónica no ha funcionado, en las pruebas efectuadas, con la celeridad, pulcritud y confianza deseadas, ese solo acto de quebrantamiento de la fe ciudadana, en este caso sostenida prácticamente por todos los candidatos presidenciales, es suficiente motivo para que los honorables jueces de la Junta Central Electoral, obtemperen, al reclamo de que el escrutinio de la votación del próximo 15 de mayo, se efectúe a través del conteo manual, sin desechar totalmente el conteo electrónico. El conteo manual prevé en primera instancia cualquier desnaturalización en el proceso de envío de las informaciones electorales.

No es que el conteo manual sea impecable, de hecho en las elecciones del 2010, se prestó a distorsiones groseras, donde en la lucha por el voto preferencial, muchos candidatos congresuales perdieron su identidad partidaria e hicieron alianzas estrambóticas, en complicidad con delegados de algunos colegios para distribuirse los votos en perjuicio de compañeros de su propio partido. Esto fue denunciado por nosotros en un importante seminario post electoral celebrado en un Hotel de Boca Chica, auspiciado por la Junta Central Electoral con observadores internacionales, recibiendo el visto bueno incluso del presidente de la Junta, mi amigo Roberto Rosario Márquez, quien incluso propuso eliminar el voto preferencial, por el desigual beneficio que brindaba a una elección realmente democrática y por el sucio mercado de escogencia que oscurecía el proceso electoral.

El presidente de la Junta llegó a anular mediante resolución ese voto dudoso, pero el Congreso lo impuso. Ahora el voto electrónico crea mayor confusión, impide correcciones, se presta a manipulaciones, ahonda una zona de dudas en los electores y contamina el resultado electoral con mayor incertidumbre final. Lo que acaba de suceder con las pruebas del simulacro nacional del día 1ero. de mayo es espeluznante. Advierte la impreparación de los técnicos, demuestra la precariedad de los servicios, entre ellos, el suministro de energía eléctrica (que ningún gerente puede asegurar indefectiblemente), la imposibilidad material de garantizar, por falta de tiempo, el adiestramiento requerido, las limitaciones técnicas (hubo representantes de la Junta exhibiendo una torpeza propia de una estulticia mayor), y se presentaron resultados invertidos, que en una noche tensa, demandarán claridad, transparencia e idoneidad.

El desafío democrático de las elecciones no requiere que se cuenten los votos a las dos horas, sino que se cuenten cuidadosamente, aunque nos llevemos uno o dos días, pero que quede claro el resultado para que sea respetado por todos. Nadie puede arrastrarnos como sociedad a una crisis de imprevisibles consecuencias para el orden social, económico y político del país.

La Junta no es un poder político sino una instancia institucional, llamada a organizar elecciones libres, y sus jueces son delegados por mandato de la ley, a ceñirse a sus obligaciones. Son los partidos políticos los que tienen la palabra u observaciones a tomar en cuenta y que deben ser respetados. No pueden los jueces entrar en polémicas, en dimes y diretes, ni mucho menos argüir ideas tan peregrinas, como la que señala, que la inversión en los equipos fue muy alta, como si no fuera más alta la inversión en la confianza, en la paz, en la democracia, que hemos hecho los dominicanos, combatiendo por la legalidad y la constitucionalidad.

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