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PANCARTA

Pregunta: ¿Quisqueya aprende “con timo”?

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Raúl Pérez Peña (BACHO)Santo Domingo

Una muestra de pus expresa, sin dudas, la existencia de infección en un cuerpo. Negarlo pura y simplemente no resiste ni una conversación. Y menos si abundan otros indicios de infección en el mismo cuerpo.

Fue hecho público en todo el país el caso del programa “Quisqueya aprende contigo”.El caso es tan grave que exige mínimo una biopsia o análisis que pueda despejar incógnitas en quienes dudan si hay metástasis en un sistema con un historial clínico con serios agujeros.

Incluso, las dudas sobre hasta dónde llega la contaminación hace de sentido común respetar las opiniones en contrario.

En otras palabras, si se respetan las creencias de que la pus apareció en un punto y reside allí únicamente, “como algo aislado en un cuerpo totalmente sano”, quienes así piensan, no pueden irrespetar las inquietudes de quienes quieran saber si la infección afecta otras áreas corporales.

El publicitado montaje sobre las “bondades del sistema educativo” tiene entre sus huellas la mafia usurera y criminal que acorraló hasta provocar el suicidio al arquitecto David Rodríguez, víctima de una trampa instalada para generar desesperación entre sus víctimas. Para colmo, el gobierno ha incumplido su promesa de llevar las investigaciones “hasta las últimas consecuencias”.

Otro caso grave que aún no aclaran es: ¿Por qué no se les ofreció a los veedores del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE), las informaciones fundamentales y puntuales que les garantizara la plena transparencia de las actividades del organismo gubernamental?

Que conste: los veedores que renunciaron pasaron más de un año solicitando que el INABIE colgara en su página WEB, por ejemplo, el listado de sus proveedores y otras informaciones importantes.

La iniciativa promovida por el ministro de la Presidencia pidiendo la colaboración de ciudadanos que integraran comisiones de veedores, involucionó intencionalmente a una tomadura de pelo. Aparte de no suministrar las informaciones básicas para que cumplieran la misión formulada, apareció un decreto-cortapisa a la libertad de información en las entidades con veedores.

Pudiera llenar “un listín” recreando irregularidades que validan la demanda de una auditoría general donde quiera que los funcionarios se hayan “pasado en rojo”, con pasos ponzoñosos.

Mientras tanto, repito la pregunta: ¿Quisqueya aprende “con timo”?

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