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UMBRAL

Hacia el modelo de integración que requiere Centroamérica

(Y 3)

Veo una inexplicable oposición a otorgarle facultades vinculantes al Parlamento Centroamericano, que es el vínculo con la sociedad en su más amplia expresión clasista e ideológica, en razón de que sus representantes son electos mediante el voto popular y sus discusiones son transparentes, abiertas a la sociedad regional que es la que debe definir el curso del proceso.

El curso de las discusiones sobre el libre tránsito de personas parece darnos a entender que los acuerdos intergubernamentales tienen prioridad por encima de la integración comunitaria, y esto no debería ocurrir cuando debemos saber que para adaptarnos a los cambios y sobrevivir a los retos y desafíos que nos plantea la aldea global, debemos dirigirnos hacia un estadio de integración en que todos los factores de la producción circulen libremente por el territorio comunitario, porque ese es el modelo de integración al que debe aspirar Centroamérica para llegar a la unión política.

Esta afirmación podría llevar a la pregunta de los euroescépticos: ¿Y para qué nos ha servido la integración si hemos caído en una crisis que destruyó el estado de bienestar que construimos en más de cincuenta años? Uno diría que, en efecto, se fue construyendo en la medida que se levantaba la Unión Europea y que si la crisis que estalló en el 2008 en los Estadios Unidos y se extendió hacia todo el mundo impactando de forma demoledora en Europa se debió según Ángela Merkel, a que a la hora del estallido ellos no habían consolidado esquemas comunitarios que les hubieran servido para blindarse de la crisis.

Así que, la coyuntura de crisis hay que desligarla del esquema de integración europea, y atribuirla, además de lo afirmado por Merkel, a la mala decisión de implementar políticas de austeridad, contrario a lo que pasó en América en donde el liderazgo tomó la acertada decisión de enfrentar la crisis aplicando medidas keynesianas.

Termino estas breves palabras atreviéndome a decir que para franquear los obstáculos que impiden el avance del proceso de integración centroamericana, debemos sacar el debate de las cúpulas de la sociedad regional, e involucrar a las alcaldías, que son los estamentos del Estado más cercanos a los ciudadanos de a pie, que debemos involucrar a los sindicatos, a los gremios profesionales, a las universidades, a los transportistas, y a los empresarios desde el más alto nivel hasta los medianos y pequeños, porque hacer a todos parte del proyecto nos permitirá construirlo con fluidez y solidez.

Pienso que el avance de nuestra integración, no debe ser solo en el orden económico, sino también en el orden social, cultural y político, que nos encamine hacia una región próspera e incluyente, que se convierta en escenario para una sociedad regional cimentada en los principios de equidad, de ciudadanos con derechos y oportunidades.

Pero nada avanza, y los que ven el mundo en perspectiva, que siguen los cambios que se experimentan a nivel planetario, sienten la frustración que deja saber de los peligros que se ciernen sobre nuestra subregión si el liderazgo de nuestros países permanece anclado al concepto clásico de soberanía, del solar inviolable que, sin embargo, con el tiempo entrará en los apuros del aislamiento que les llevará a la inviabilidad, en donde la soberanía ya no tendrá razón de ser.

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