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EL ROEDOR

Geopolítica alaba a Mussolini

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Aristófanes UrbáezSanto Domingo

*¡Otra vez Gonzalo! Ya les hice la historia de cuando el ‘crebado’ pintor Miguel Núñez (¡desaparezca la Bolivár No. 1, casa de ‘tortura’, Marcelino!), me dijo que “ahí arriba es que está Gonzalo”, pero un agentado, que nunca faltan, me dio un boche. Hemos hecho dos viajes al Sur y al Este. Las guaguas de auxilio de la MOPyC, no faltan. Uno de mis amigos dice: “¡Aquí lo que necesitamos son gerentes, porque a los ingenieros se les cae todo!” (La risotada de guacamayo, A.U.)

1.- Benito Mussolini, histriónico, teatrero, fundador del fascismo, así como sus camisas pardas. Parte del “Eje”, con Japón y Hitler (Alemania). Así nos lo presentaban nuestros libros (hechos por los triunfadores de la Segunda Guerra); y según la “Colección San Martín”, que me la leí entera en Vicente Noble, fruto de las manos del cura Ricardo Picard. Pero lo que no saben mis lectores es que en los años 1932, Mussolini fue alabado por los “aliados” y por grandes científicos. Por ejemplo, Edison lo llamó “el más grande héroe de la era moderna”; y S. Freud, el arqueólogo de la mente: “héroe de la cultura”; y Churchill, “impresionante gobernante”. Gandhi lo llamó “super hombre”; Roosevelt: “me ha robado el corazón”; Churchill lo llamó “admirable caballero”. ¿Por qué estas personalidades se deshacían en elogios, hacia quien sería objeto de abominación después? Los políticos, por geopolítica y Gandhi y Freud, porque el discurso de los aliados, recogió la expresión de Mussolini de que “no le tengo confianza al cabo ese” (Hitler, que había sido cabo en la I Guerra Mundial). Además, El Duce, no había sido conquistado por Adolf y su lucha, en la que quedó entrampado, preso sin salida, hasta que los partisanos lo encontraron en un camión militar alemán camuflado de soldado; lo sacaron y lo colgaron junto a su amante Claretta Petazzi, con la cabeza hacia abajo. De 4,800 judíos con Mussolini, en 1932 para 1936, llegaron a 65 mil. Da Verona se suicidó en 1939, cuando comenzó la persecución de los judíos por Mussolini, aliado de El Führer.

2.- NO HAY COSA que dé gozo como cuando uno descubre que un hombre de talento reconocido. Es lo que me ha pasado con el escritor y ensayista canadiense John Ralston Saúl, que un sujeto tan interesante o más agudo Marshall McLuhan, el de la “Aldea Global”. Pese a que nuestro Federico Henríquez Gratereaux, “le dio en la madre” con un ensayo (folleto) memorable hace más de 20 años. “La globalización nos lleva hacia el pasado”, este venerable ottawano (JRS), afirma algo que hemos venido diciendo hace tiempo: que los economistas de la burguesía están diciendo lo mismo, pero con un lenguaje cada vez más hermético y heraclitiano; y me acuerdo ahora que el gran poeta romano, Virgilio (que usaba el latín literario o ‘sermo humilis), acusaba a los cartagineses de hablar no en latín, sino una “jerigonza”; pues la propaganda en contra (y en eso todas las épocas es igual) Cartago era para “destruirla”, tal como lo hicieron en la 3ra. Guerra Púnica, pues Catón decía siempre en el Senado “Delenda est Cartago” (Hay que destruir a Cartago, aunque Cartago, Túnez hoy, fue fundada por los fenicios).

4.- JOHN RALSTON SAMUEL. El canadiense ha escrito un libro que me lo mandaron de México en español: “Los bastardos de Voltaire: la dictadura de la razón de Occidente”, el cual dedico a José Israel Cuello y a Aristy Escuder. El mundo con todo y capitalismo se cae, pero esta fraseología huera, sin valimiento alguno, trata de esconder la realidad que todos vemos y palpamos: cada día somos más pobres y los ricos más ricos. No hay un solo preso de Lehman Brothers, pero van más de 300 periodistas y pensadores asesinados en todo el mundo; no hay tales “emprendedores”, sino que se han degradado el trabajo de nuestros hijos y hoy son promotores de “ideas salvadores”, mientras separan el capital y no dejan los servicios (promotores y vendedores de todo, hasta de sueños). No es verdad que “La riqueza de las naciones”, de Adam Smith, sea difícil de leer; ni dice los que los exégetas abstrusos de la economía dicen que dice. Vivimos en una bastardía. Mientras los economistas del capital trazan vectores y números; mientras nuestros estudiantes de contabilidad serán pobres borregos.

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