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Sangran a Abinader

El exvocero de Hipólito Mejía se reintegra al PRD. El dirigente político no es hombre de barricadas sino de ideas. No arrastra tras de sí un colmenar, pero su alejamiento del PRM muestra que desde la filas oficialistas quieren sangrar a Luis Abinader como a los toros antes de su enfrentamiento final en el ruedo.

Héctor Guzmán es otro que acusa de desplante a Luis Abinader. Ya en términos parecidos se pronunció Tony Peña Guaba. Ambos no lograron lo que aspiraban. Los dos retornaron al PRD, que es la casa paterna. Ese hogar al que se vuelve tras el divorcio.

Miguel Vargas Maldonado bate palmas de contento. Hasta se atrevió (cuando reintegraba a Guzmán) de pedirle a Hipólito Mejía que retornara al PRD. Aunque las divergencias entre perredeístas de fuera y dentro la protagonizan ellos dos, hay una aparente coincidencia a los fines prácticos. Los dos tienen nexos con Danilo Medina.

Se está viendo que desde las proximidades de Hipólito se producen alejamientos hacia el PRD. Héctor Guzmán y Luis Ernesto Camilo son de la intimidad del ex presidente. Se dice que no es por disgusto con su líder sino que se marcha bajo el régimen de oportunidades. La petición de MVM es semilla que lanza a ese surco. En política lo absurdo tiene perfil de posible.

Para MVM el retorno al partido de Guzmán es un pellizco que le propina al PRM. Es costumbre de los perredeístas atacarse con más saña que a los contrarios. Danilo lo sabe y sin abrir la boca se ríe con las muelas de atrás. En los días por venir otros retornarán al PRD porque es un panal que gotea miel. Los que no obtengan candidaturas ya encontrarán un pretexto de fuga.

En el PRD hay una comisión de bienvenida que ya tiene contratado los servicios de alimentos y bebidas para la post juramentación.

El retorno al PRD no se ve como transfuguismo. Es punto de retorno para los disgustados. Los políticos formados son aquellos que logran sudar aceite. Su lubricante dérmico les permite nadar en varias aguas, zambullirse y salir a los escenarios secos para la nueva función. Hasta se tragan un tiburón podrido sin eructar.

Luis Abinader debe encajar los golpes que se gestan y prepararse para lo peor. Es posible que en su entorno disparen los cañonazos de 50 mil del mexicano Obregón.

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