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FE Y ACONTECER

“Vengan y síganme y los haré pescadores de hombres”

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Cardenal Nicolás De Jesús López RodríguezSanto Domingo

V Domingo del Tiempo Ordinario

a) Del profeta Isaías 6, 1-2a. 3-8.

Si leemos con atención las lecturas de este domingo, notaremos que hay un tema predominante en las tres; la llamada de Dios al profeta Isaías, la encontramos en la primera: “¿A quién mandaré?” Respondí: “Aquí estoy, mándame”.

Es un encuentro personal del Señor con el profeta, éste dice que serafines en pie junto a él se gritaban uno a otro: - Santo, Santo, Santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria. Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz y el templo estaba lleno de humo.

Yo dije: -“¡Ay de mí, estoy perdido! Yo hombre de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos”.

Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas, la aplicó a mi boca y me dijo: “Mira, esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado”.

Entonces escuché la voz del Señor que decía: “¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?” .

Contesté: - “Aquí estoy, mándame”. Él replicó: “Anda y dile a este pueblo: Escuchen con sus oídos, pero sin entender; miren con sus ojos, pero sin comprender.

Entorpece el corazón de ese pueblo, endurece su oído, ciega sus ojos, que sus ojos no vean, que sus oídos no oigan, que su corazón no entienda, que no se convierta y sane”.

b) De la primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 15, 1-11.

Concluido el tema de los carismas y su uso, el Apóstol afronta un nuevo problema sobre el que le han llegado rumores. “¿Cómo algunos de ustedes dicen que no hay resurrección de muertos?”

Es posible, dice el P. Schˆkel, que estas personas estuvieran influidas por el pensamiento filosófico griego que separaba el alma y el cuerpo y que valoraba sólo aquella, reduciendo el cuerpo a materia despreciable y perecedera. Si en la muerte el alma se libera del “cuerpo”, ¿qué sentido tiene recuperarlo, encerrarse o enterrarse de nuevo en él a través de una posible y futura resurrección corporal? Sería como si el alma regresara de nuevo a la tumba del cuerpo, haciendo juego con las palabras griegas: “soma”, cuerpo, y “sema” tumba.

Aceptaban, eso sí, que Jesús resucitó y que esa resurrección ya la estaban gozando plenamente. Prueba de ello es la euforia espiritual de esa supuesta libertad y conocimiento superior que les proporcionaban ciertos carismas malentendidos.

Las consecuencias no eran tan inocentes. Por ejemplo, la indiferencia moral hacia todo lo relativo al cuerpo, sexualidad incluida o la falta de sensibilidad sobre la situación de los más pobres y marginados de la comunidad.

c) Del Evangelio según San Lucas 5, 1-11.

Decía al comenzar el comentario a las lecturas de este domingo, que en las tres hay un tema común, el llamado de Isaías, la vocación de San Pablo y en esta página de San Lucas tenemos la invitación de los primeros discípulos. Con el signo de la pesca abundante, Jesús le plantea a Simón el desafío del llamamiento.

Aunque habían pasado la noche pescando inútilmente, no habían sacado nada, “pero ya que lo dices, echaré las redes”, fue la respuesta de Pedro a Jesús.

“Lo hicieron y capturaron tal cantidad de peces que reventaban las redes. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Llenaron las dos barcas que casi se hundían.

¿Cuál fue la reacción de Pedro, cuya impetuosidad ya conocemos? Muy sencilla y comprensible, no olvidemos que era un pescador veterano al igual que los demás, pero ante aquella demostración del poder del Señor, dice San Lucas, “cayó a los pies de Jesús y le dijo: ¡Apártate de mí, Señor, que soy un pecador! Ya que el temor se había aporedado de él y de todos sus compañeros por la cantidad de peces que habían pescado. Lo mismo sucedía a Juan y Santiago, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón: No temas, en adelante serás pescador de hombres.

Entonces, amarrando las barcas, lo dejaron todo y le siguieron”.

¿Qué nos enseña esta hermosa página de San Lucas?

Los llamados por Dios, que es quien toma siempre la iniciativa, reciben de Él una misión concreta.

“No temas, desde ahora serás pescador de hombres”, dice Jesús a Pedro y a sus compañeros. Igualmente en la primera lectura, después que el serafín purifica los labios de Isaías con el ascua del altar y le son perdonados sus pecados, el Señor requiere: ¿a quién mandaré? ¿Quién irá por mí?

Asimismo Pablo se reconoce constituido apóstol por Cristo y testigo de su resurrección. “Yo soy el menor de los Apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol porque perseguí a la Iglesia de Dios. Pero, por gracia de Dios soy lo que soy”.

(Cfr. Basilio Caballero, En las Fuentes de la Palabra, Comentario a la liturgia del 5∫ Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C).

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