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DE VARIADOS TEMAS

Arte con sordina

Hay quienes afi rman que, bajo regímenes opresivos o dictatoriales, los artistas suelen ser más prolífi cos que cuando viven en libertad. Que los abusos, miedos y carencias, son caldo de cultivo para desarrollar obras críticas que, aunque no se publiquen por razones obvias, pueden fi ltrarse clandestinamente o aguardan a la espera del clarín de libertad que les permitirá llegar a manos de los que deberán expresar gestos de recepción para los autores.

Otros sostienen que, bajo tales condiciones, las expresiones artísticas suelen caer en círculos viciosos y hasta en el panfl eto, cosa no criticable (desde mi modesto punto de vista), dado que el hombre, no importa su estadio cultural o social, debe honrar el compromiso con su fi losofía, principios o ideología.

Ahora bien: ¿Qué ocurre cuando los frenos no son autoría expresa del régimen gobernante, sino generados por la descomposición social? He visto que hoy, muchos artistas e intelectuales nacionales expresan temor de salir a las calles, infl uenciados por experiencias de terceros o familiares cercanos que narran asaltos y asesinatos en cualquier lugar de la geografía nacional. La delincuencia los ha arrinconado, marginado, limitado (tal a todos), salvo los que siguen arriesgando la vida con el solo hecho de salir a las calles. ¿Provocará esa condición una mejor producción artística? Tengo mis dudas. Miguel Houellebecq, el novelista francés, afi rma: “Ninguna cultura del espíritu ha sido capaz de desarrollarse jamás en sociedades con un alto índice de delincuencia.

Simplemente, porque la seguridad física es la condición del pensamiento libre, y ninguna refl exión, ninguna poesía; ningún pensamiento mínimamente creativo ha logrado nacer nunca en un individuo que tenga que preocuparse de la supervivencia, que tenga que estar siempre en guardia”. La dictadura o la degeneración de la sociedad, obligan a “clandestinar” las trompetas, pero la descomposición les pone sordinas, impidiendo el fl ujo melódico en toda su intensidad. ¡El crimen nos ha abacorado!

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