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PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

El docente y la reforma educativa

(2 de 2) Aun cuando los desafíos del sistema educativo no deben sustentarse exclusivamente en el rol del maestro, la responsabilidad y la participación de este actor clave son aspectos relevantes ante los nuevos requerimientos que demanda una sociedad plural y abierta.

La docencia es una profesión interactiva, de aprendizaje continuo y de naturaleza especializada y compleja.

Su ejercicio conlleva asumir nuevos roles y compromisos que obligan a replantear el modelo adecuado y necesario para que los estudiantes apliquen e integren el conocimiento.

Recientemente, el ministro de Educación Carlos Amarante Baret, dentro del marco de una graduación de docentes, afirmó que “la escuela necesita mejores docentes. Ustedes tienen que ser parte del punto de inflexión que debe producirse en la educación dominicana.” Afirmó, además, que en las escuelas dominicanas existe un problema grave respecto a la enseñanza y el aprendizaje de la lectura, escritura y matemáticas.

Lo anterior coincide con los datos que refleja el Estudio Regional Comparativo y Explicativo, realizado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el año 2013.

El LLECE es una red de sistemas de evaluación de la calidad de la educación de América Latina, que centra sus funciones en producir información sobre los logros de aprendizaje de los alumnos y analizar los factores asociados a dichos avances; apoyar y asesorar a las unidades de medición y evaluación educativa y también, ser foro de reflexión, debate e intercambio de nuevos enfoques para la evaluación educativa. Mide, no solamente los logros del aprendizaje, sino los contextos y las circunstancias en los que ocurre el mismo.

Los resultados y estudios en torno a las pruebas del LLECE deben servir a los países para autoevaluarse internamente antes que competir con otros países.

Para el logro de sus objetivos, LLECE, realiza estudios para medir que tan efectivo puede ser el aprendizaje.

Hasta el momento se han realizado tres: el Primer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (PERCE) en 1997, el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE) en 2006 y el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) en 2013. El país ha participado en cada uno de ellos.

Con respecto al TERCE, el país fue evaluado a nivel primario, con un muestreo o participación de 4 mil 324 estudiantes de 3er grado, y 3 mil 619 estudiantes de 6to grado de 200 centros educativos. Las pruebas se centraron en las áreas de Lectura, Escritura, Matemática y Ciencias.

De acuerdo a la Dirección de Evaluación de la Calidad del Ministerio de Educación, en la prueba de lectura, los estudiantes de 3er.

grado alcanzaron puntaje promedio de 454.03, mientras que los de 6to grado obtuvieron un puntaje promedio de 455.94; en la prueba de matemáticas los estudiantes de 3er grado tuvieron un puntaje promedio de 448.03 y los de 6to grado obtuvieron un puntaje promedio de 436.85; finalmente en la prueba de ciencia aplicada los estudiantes de 6to grado, obtuvieron un puntaje promedio de 443.74.

Estos promedios nos colocan por debajo del promedio regional en estas áreas y grados, conjuntamente con Colombia, Ecuador, Honduras y Paraguay.

Sin dudas, que esta realidad impone la necesidad de contar con diagnósticos, análisis y propuestas para la reformulación de la formación docente y su rol directo en el aprendizaje.

En el documento “Profesores excelentes.

Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe”, los investigadores Bárbara Bruns y Javier Luque, expertos del Banco Mundial, aseguran que la baja calidad promedio de los profesores de América Latina y el Caribe es la principal limitación que impide el avance educativo en la región. Dentro de este contexto, el país no ha sido la excepción.

Al respecto, la presidenta de Acción Empresarial por la Educación (EDUCA), Elena Viyella de Paliza, destacó, en septiembre de este año, que: “Para el año 2016 (el Estado dominicano) se propone superar los RD$3,300 millones asignados a esta función, lo que significa que la inversión en formación y capacitación docente se multiplicará por 7 respecto al 2011 y por 69 respecto al 2004, lo cual evidencia la decisión de mejorar la efectividad de la inversión en la formación docente”.

No obstante lo anterior, recientemente, el Ministerio de Educación informó que 36,884 profesionales de 22 universidades del país se postularon como aspirantes a maestros en el decimoprimer concurso de oposición, de los cuales 11,479 (31%) aprobaron los exámenes, mientras que 25,405 (69%) reprobaron.

De manera que el incremento de los recursos asignados al sistema educativo, aun cuando puede significar un paso de avance para dotar a los maestros de las competencias que deben poseer y superar las deficiencias que se han presentado; los resultados de este alto porcentaje de docentes excluidos obliga al Estado dominicano a actualizar y adecuar los programas de formación del maestro con la educación que se exige en el Siglo 21, que debe incluir metodologías de enseñanza modernas, el uso de herramientas participativas y el dominio de competencias tecnológicas y de la información.

La Constitución dominicana reconoce el valor de los educadores como componentes clave del sistema educativo. Asimismo, el Pacto Nacional para la Reforma Educativa 2014-2030, aprobado por mandato derivado de la Ley 1-12, sobre la Estrategia Nacional de Desarrollo, establece en su parte introductoria que “La educación de calidad es la herramienta más poderosa para realizar las transformaciones requeridas en la sociedad dominicana(…)”.

Plantea, respecto a la dignificación y desarrollo de la carrera docente, que existe un amplio consenso en torno al papel fundamental que le corresponde a la formación, el compromiso y la profesionalización del docente en el logro de los aprendizajes.

De manera que, el docente de este tiempo debe asumir su responsabilidad en formar ciudadanos que sean capaces de conocer el mundo, de interpretarlo y transformar los conocimientos en bienestar y calidad de vida.

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