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IDEANDO

Presos por la indiferencia

Realmente el sistema criminal norteamericano se ha convertido en una verdadera prioridad para el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Lo demuestra el hecho de que está propugnando porque desaparezcan las altas tasas de encarcelamientos por delitos de drogas.

No sé si su afán responde a criterios puramente humanitarios o a una iniciativa que busca descongestionar las saturadas cárceles estadounidenses que le cuestan a ese país 80 millones de dólares cada año.

Tampoco sé si esto forma parte de su lucha a favor de las minorías. Lo cierto es que la reforma criminal está en la agenda de prioridades del mandatario norteamericano en su segundo período presidencial.

Asimismo debería estar en la agenda de prioridades de las autoridades nacionales el tema carcelario, dada la alta e injusta cantidad de presos preventivos y el hacinamiento existente en las cárceles dominicanas.

Aunque el Nuevo Modelo ha abierto un espacio de esperanza social para el sistema, el espanto que representa el viejo esquema que alberga y construye “piltrafas humanas”, todavía es una vergu¨enza para el país.

Estos espantosos espacios “devoradores de hombres” y de dignidades, pertenecen a estadios donde “el preso no era gente” ni merecía ningún tipo de consideración .

“No debería ser sagrado el ocio” para una sociedad que permite una población preventiva de un 80% en sus cárceles. Además de la carga económica que representa para el estado esta arbitrariedad, agreguémosle la tremenda injusticia que representa estancar indefi nidamente un proceso contra alguien que a lo mejor no es culpable de los cargos que le imputan.

Mientras esta situación persista en nuestro sistema carcelario, mientras un 71% de los reos de una sola cárcel del país (La Victoria) espere la definición de sus procesos, habrá una gran deuda social en el sistema de justicia del país.

Además, constituye una inequidad humana mayúscula, permitir que unos purguen sus penas en la “gloria y otros en el infi erno”, cuando al fi n y al cabo la ofensa a la sociedad ha sido la misma.

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