Nidos de avispas negras

Quien las ha visto, sabe que estas construyen sus “residencias” usando tierra humedecida y compactada con sus viscosas secreciones bucales, las que ubican en recodos de viviendas rurales.

Son unidades cilíndricas, cerradas, seguras, a las que dejan apenas un hueco para entrar, salir y respirar. Pero ninguna de sus propietarias pretende ser original, ya que cada una hace la suya idéntica a la de su vecina, pegándola junto a esta para formar así una especie de condominio uniforme y monótono.

Del mismo modo, en los últimos años he visto que constructores de “viviendas populares”, tanto privados como estatales, levantan edificios en las periferias de la Capital con el mismo criterio de las avispas negras: uno junto al otro en forma de cajones monótonos, cuadrados, sin balcones y sin el menor asomo de detalles estéticos que contribuyan a la belleza. Y pregunto: ¿Encarecería el precio de la misma un detalle creativo que podría limitarse a la fachada? No lo creo.

Nótese, por ejemplo, el cambio que ha dado el casco urbano luego que los arquitectos cambiaron los tradicionales balcones de cemento y tubos de hierro que se usaron por décadas, por cristales de color, más atractivos y quizás de menor costo.

Ojo: no me refiero al interior de esos apartamentitos desarrollados para ser adquiridos por familias que puedan pagar su bajo precio, sino a un simple toque mágico, una pincelada exterior sin pretensiones de lujo. Que la idea no deje de ser construir las que en otros lugares llaman eufemísticamente “viviendas sociales” para familias de escasos recursos, pero que se trate no solo de viviendas funcionales y cómodas sino que tengan un atractivo estético, guardando cierto equilibrio con el medio ambiente. Como dijo una arquitecta chilena cierta vez: “Meter la dignidad en sesenta y cinco metros cuadrados”.

Que los que allí residirán, se sientan motivados por ese toque de atracción al llegar a su edificio y no que la monotonía de diseño y el encajonamiento, les haga sentir como auténticas avispas negras.