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Pueblo cristiano se une en defensa de RD

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Vinicio A. Castillo SemánSanto Domingo

El pasado domingo 15 de noviembre se produjeron hechos sin precedentes en la historia de la República Dominicana. La iglesia Católica organizó una gigantesca marcha por la vida y la familia, que partió de la explanada en que está ubicado el edificio de la Suprema Corte de Justicia y concluyó en una multitudinaria misa en el Mirador Sur.

A invitación formal que recibiera como legislador, me tocó asistir en compañía de mi hermano Pelegrín a tan magna actividad junto a la jerarquía de la iglesia Católica. Nunca había presenciado una movilización más numerosa, con fines no políticos, ordenada y llena de hombres y mujeres del pueblo llano, que sin recibir nada a cambio estaban allí con su presencia militante, defendiendo los valores cristianos, como son la vida y la familia.

La iglesia Católica, a través de monseñor Amancio Escapa, fijó ese día 15 de noviembre una dramática y ardorosa defensa de la vida y la familia al condenar el aborto y advertir que la familia sólo puede concebirse en el mundo cristiano como consecuencia de la unión de un hombre y de una mujer, que cuando se unen con la gracia de Dios se convierten en uno solo.

La iglesia le pidió al Tribunal Constitucional que no se manchara sus manos de sangre en el conocimiento del recurso de inconstitucionalidad que está pendiente de fallo ante esta alta Corte en contra de la legalización del aborto que impusiera el presidente Danilo Medina de forma autoritaria y violando la Constitución de la República, en el Código Penal.

Finalizada la misa, tomó la palabra Fidel Lorenzo, presidente del Consejo Dominicano de la Iglesia Evangélica (CODUE), quien expresó ante la multitud que las iglesias evangélicas suscribían de forma total las posiciones asumidas por la iglesia Católica a favor de la vida y la familia, contra el aborto y el matrimonio homosexual, con lo cual el pueblo cristiano, que representa más del 90% de la población dominicana, se unió para hacerle frente a quienes pretenden imponer modelos asumidos por otras sociedades, legalizando el aborto, el matrimonio gay y la educación sexual depravada.

Cuando salí de tan emotiva y solemne actividad, percibí las grandes reservas morales de nuestro pueblo. Escribí con la foto de la multitud un twitter que expresaba lo siguiente: “El pueblo cristiano se unió en una gigantesca marcha y envió un mensaje fuerte y claro a quienes quieren imponer el aborto y el matrimonio gay”. Para mi sorpresa, el compañero del Embajador de los Estados Unidos, señor Bob Satawake, me respondió a través de su cuenta de twitter de la manera siguiente: “Esto se trata de la promoción del odio y la discriminación. Usted no es un lider.”

Es absolutamente falso que la marcha de la iglesia Católica, la prédica de la misa que le siguió y el endoso de las iglesias evangélicas a la defensa de la vida y de la familia y en contra del aborto y el matrimonio homosexual pueda ser catalogado como promoción al odio y a la discriminación.

La Constitución de la República que norma esta nación es muy clara, en el sentido de impedir el aborto (proteger la vida desde la concepción hasta la muerte) y en contra del matrimonio homosexual al proteger la familia, que sólo puede provenir de la unión de un hombre y una mujer. Cuando las iglesias Católica y Evangélica se unen para defender los valores del pueblo cristiano, están al mismo tiempo defendiendo la Constitución y las leyes de República Dominicana, sin que esto jamás pueda concebirse como manifestación de odio o discriminación contra nadie.

El compañero del Embajador de los Estados Unidos, al parecer, le enojó la contundencia y lo masivo, tanto de la marcha que acababa de realizarse, como la unión del pueblo cristiano en una sola voz. Descargó así su ira al personalizar su mensaje, expresando que quien esto escribe “no es un líder”.

Reitero en este artículo al señor Satawake que si para yo ser considerado un líder por él o por su esposo tengo que apoyar el matrimonio homosexual, el aborto, el libro de educación sexual de Profamilia que ellos sufragan a través de USAID; ser un político genuflexo ante la Embajada norteamericana y traicionar a mi país y mis convicciones en materia tan sensible como la de vida y familia, renuncio a ser líder. No me interesa, ni me interesará jamás.

El señor Satawake debe saber que son los ciudadanos dominicanos los únicos que pueden calificar o decidir quién es o no líder en la República Dominicana. Resulta chocante que sea un extranjero en nuestro país, no importa la condición que ostente, el que se arrogue la prerrogativa de calificar quién es o no líder en territorio dominicano.

Soy una persona muy respetuosa de los demás; nunca he hecho señalamientos de carácter personal en contra del Embajador de los Estados Unidos ni de su compañero, como prominentes activistas de la causa gay. No soy partidario de discriminación alguna ni contra ellos, ni contra nadie que tenga esas preferencias. Igualmente, respeto que los Estados Unidos soberanamente haya decidido que el matrimonio entre hombres o mujeres es posible conforme a su Constitución y a sus leyes. Mi posición es que el mismo derecho que tienen los Estados Unidos o cualquier otro país en el mundo de darse el sistema de vida y costumbre que entienda mejor para su convivencia, es el mismo que tiene la República Dominicana de manera soberana para decidir en igual sentido.

Decía Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. República Dominicana decidió que no quiere aborto ni matrimonio gay. Sólo estamos pidiendo que respeten nuestra soberanía. Es eso lo que el pueblo cristiano unido pidió el domingo 15.

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