Santo Domingo 28°C/28°C few clouds

Suscribete

Tiempo para el alma

“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó la misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo”. Lc. 10.36 y 37.

La misericordia. Si estamos donde estamos hoy, si gozamos de salud, si tenemos un trabajo, si podemos ver, escuchar, hablar, respirar o caminar; si podemos disfrutar de un nuevo día o si tenemos buenos amigos, sepamos que es por la misericordia de Dios.

Mis queridos hermanos, ¿qué somos?, ¿quiénes hemos sido?, ¿cómo nos hemos comportado?, ¿qué lugar le hemos dado a Dios en nuestra vida? Por buenos que hayamos sido o seamos, nuestra intrínseca imperfección nos distancia de ser dignos de merecer tanta misericordia de Dios. Su amor y su infinita misericordia nos han puesto donde estamos.

Pero la misericordia no solo para recibirla y acuñarla, es para entregarla a los demás -sobre todo partiendo del hecho de que no la ganamos, es un regalo-. La misericordia no es un trofeo, es un llamado a hacer de ella un ejercicio, una práctica diaria.

Tags relacionados