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68 aniversario de madurez

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Daris Javier CuevasSanto Domingo

La historia económica y financiera de la Rep. Dom. registra como de gran trascendencia de la década de los 40s, la creación del Banco Central, la Superintendencia de Bancos, el peso oro y la Junta Monetaria como órgano de regulación jerárquica del sistema monetario y financiero. En efecto, el 9 de octubre de 1947 en el país se instaura un sistema monetario y financiero cuya plataforma funcional estableció la soberanía monetaria y financiera que descontinuaba el uso del dólar de EE.UU en el territorio nacional.

Este acontecimiento ocurre en el momento en que el mundo disfrutaba de una paz inexistente con el fin de la segunda guerra mundial, el surgimiento de dos potencias hegemónicas: Estados Unidos y la Unión Soviética, así como el inicio de la guerra fría que dividió al mundo en tres bloques: 1∫ capitalista; 2∫ comunista y un tercer bloque de las naciones no alineadas o de tercer mundo. En adición, en el plano local la economía dominicana estaba en su mayor esplendor, fruto de tener un crecimiento del PIB, apreciable incremento de los ingresos fiscales y excelente relación de intercambio comercial.

Aunque no se tenía experiencias bancarias, en la República Dominicana esta se remonta al año 1869 cuando se creó el Banco Nacional de Santo Domingo como primera entidad de esta naturaleza. Sin embargo, la transformación del sistema monetario y financiero internacional, con la creación del FMI y BM, fue el principal impacto en el país que auspició la creación del Banco Central, el signo monetario nacional con la promulgación de sendas leyes que avalaron el surgimiento del sistema monetario dominicano.

La creación del sistema monetario no fue tarea fácil ya que se suscitaron obstáculos nacionales y extranjeros que alteraban la existencia del mismo, en el cual salía a flote la animadversión política que USA ya había concebido con el régimen imperante, hasta las dudas del éxito de este por la inexistencia de profesionales y técnicos de la economía en el país. Por tal razón hubo que recurrir a la asesoría internacional y la importación de expertos en economía de USA y otras naciones para ocupar funciones significativas para la toma de decisiones inherentes al nuevo sistema, pero en la dirección del Banco Central, como primer Gobernador recayó sobre Jesús María Troncoso Sánchez, en tanto, como primer Superintendente de Bancos, Virgilio Álvarez Sánchez, ambos dominicanos.

Al inicio se sembraron dudas de las actuaciones del Banco central por parte de la Reserva Federal de USA, mientras que lo mismo ocurrió con la Superintendencia de Bancos por parte de los bancos extranjeros que operaban en el país. En el primer caso porque al estrenarse la circulación de billetes locales y descontinuar el dólar en el uso doméstico se temía que el Banco Central sirviera de acreedor del gobierno, en el caso de la superintendencia de bancos la situación era más difícil ya que la banca extranjera rechazaba ser supervisada por este organismo, y por tanto, sus actuaciones fueron muy tímidas y deficientes con el agravante que operaba como órgano dependiente de la entonces secretaria de finanzas, situación que se convertía en una limitante de la política de supervisión.

Con la desaparición de la dictadura y los cambios registrados en la economía dominicana, la existencia de nuevas entidades financieras, se auspiciaron transformaciones profundas en la supervisión bancaria a través de la Ley No. 708 del 14 de abril de 1965, convirtiéndose en el soporte legal del crecimiento y expansión del sistema financiero dominicano.

Pero el agotamiento y debilidad de la Ley No. 708 impulsó el interés para el inicio de un proceso de reforma que se evidenció el 2 de abril de 1992, cuando la Junta Monetaria emitió sendas resoluciones orientadas a transformar el esquema operativo e institucional del sistema financiero dominicano, el cual instituyó el modelo de Banca Múltiple, avalado por la ley Monetaria y Financiera No. 183-02, que promueve mayores controles sobre las entidades financieras, mayor fortaleza en su capital y reservas, desarticular las malas prácticas bancarias, establece una mejor política de supervisión bancaria, que las entidades financieras respondan al índice de solvencia de 10%, mejor calidad de la supervisión bancaria y un banco central mas independiente.

A raíz de la crisis bancaria del 2003, la ley No. 183-02 puso en vigencia los reglamentos establecidos por esta, la solvencia de la banca a partir del 2005 ha sido superior al 16%, pero a su vez, han entrado en acción el esquema de supervisión basada en riesgos, el gobierno corporativo y la prevención de lavado de activos. Por el lado del banco central, esta entidad aplica política monetaria con metas de inflación, en tanto que la constitución del 2010 en su Artículo 227 le asigna a la Junta Monetaria, la “aplicación de las políticas monetarias, cambiarías y financieras de la Nación y la coordinación de los entes reguladores del sistema y del mercado financiero”. Al arribar a sus 68 aniversario, se puede afirmar que la administración monetaria y financiera ha logrado alcanzar un nivel de madurez institucional durante más de 10 años, lo que explica en toda su dimensión la estabilidad macroeconómica y financiera prevaleciente, lo que merece el reconocimiento de todos los sectores del país.

El autor es economista

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