Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Discursos para la historia

El pasado mes de septiembre el Papa Francisco se embarcó en un viaje apostólico que lo llevó a visitar Cuba, los Estados Unidos de América y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En estas dos últimas visitas, el Pontífice pronunció dos discursos para la historia, primero frente a los congresistas de una de las principales potencias del mundo, y a seguidas frente a los jefes de Estado y de Gobierno que conforman la ONU.

En el primero de estos discursos, realizado el 24 de septiembre ante el Congreso de los Estados Unidos, estuvo cargado de un sentimiento de profundo respeto por la vida y la dignidad humana y el bien común.

Parte importante de este discurso se centró en la responsabilidad de la política, en general, y el papel de los legisladores, en particular, como elementos fundamentales en la consecución de una justicia social en la que los intereses particulares no sean un freno en el camino hacia el bien de la comunidad: “La política responde a la necesidad imperiosa de convivir para construir juntos el bien común posible, el de una comunidad que resigna intereses particulares para poder compartir, con justicia y paz, sus bienes, sus intereses, su vida social.”

En consecuencia, la política y los políticos están llamados a hacer de sus funciones un apostolado de servicio, en donde la generación de recursos no sea un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar ideales más nobles y trascendentes: el bien común y la eliminación de las desigualdades sociales.

Esto coincide con la idea planteada por los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados dentro del marco de la 70∫ Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), celebrada desde el 15 al 29 de septiembre pasado. Estos nuevos objetivos mundiales centran muchas de sus acciones en el cambio de paradigma de la economía, buscando que ella sea utilizada para la generación de recursos que repercutan en una mejor condición de vida de las personas y el cierre de la brecha entre las distintas clases sociales. En su discurso, el Papa Francisco, se refirió igualmente a dos temas neurálgicos de la nación norteamericana: la pena de muerte y la migración.

En Estados Unidos, la pena de muerte se aplica en 32 estados, incluyendo Florida, Alabama, Virginia, Kansas y Texas.

De acuerdo a la organización no gubernamental Centro de Información sobre Penal de Muerte (Death Penalty Information Center, en inglés), desde el año 1976 hasta el año 2014 en Estados Unidos se han realizado 1386 ejecuciones, y 3,070 personas se encuentran a la espera de la ejecución. Las cifras revelan que Texas es el estado con mayor número de ejecuciones desde el año 1976 hasta 2014 con un total de 515 ejecuciones, seguido por Oklahoma con 111 ejecuciones. Los estados con menor número de ejecuciones son Nuevo México, Colorado, Wyoming y Connecticut los cuales sólo han realizado una ejecución cada uno en el mismo período 1976-2014.

Sobre este tema, el Papa Francisco fue vehemente al reafirmar que “cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito.”

Respecto a la migración, el Papa Francisco se permitió recordar su condición de hijo de inmigrantes y recalcar que esa era la condición de muchos de los congresistas presentes, al ser descendientes de inmigrantes. En sus palabras, el Pontífice instó a que “No debemos dejarnos intimidar por los números, más bien mirar a las personas, sus rostros, escuchar sus historias mientras luchamos por asegurarles nuestra mejor respuesta a su situación”, la cual debe ser humana, justa y fraterna.

En su segunda disertación, el 25 de septiembre, frente a la Asamblea General de la ONU, el Santo Padre puntualizó sobre la protección del medio ambiente y la inclusión social.

El Papa destacó el papel preponderante de los organismos internacionales en la lucha contra la pobreza y la justicia que debe primar en las relaciones económicas mundiales al decir que “Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia.”

Para el Papa, la exclusión social derivada del uso malsano y no solidario de la economía para la acumulación de riquezas particulares es reflejo de lo que él refiere como la “cultura del descarte”, en la que los pobres del mundo son descartados por la sociedad como un inconveniente molesto.

Esta cultura del descarte afecta así mismo al medio ambiente, pues la destrucción del ambiente va aunada a un marcado proceso de exclusión. El Pontífice reflexiona que el ser humano es un componente esencial del medio ambiente, el cual “comporta límites éticos que la acción humana debe reconocer y respetar. [Ö] Cualquier daño al ambiente, por tanto, es un daño a la humanidad.”

La preocupación del Santo Padre por el medio ambiente ha sido un clamor constante de su apostolado, sobre todo reafirmado en la Carta Encíclica “Laudato si’” (“Alabado seas”), del 24 de mayo de este año, la cual es un llamado universal a la protección de nuestro planeta en donde el Papa hace “una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta.”

Este llamado ha sido escuchado, y los países reunidos en la Organización de las Naciones Unidas han dicho un “SÍ” rotundo a la lucha por un mejor planeta con la protección del medio ambiente y el ser humano como centro de todas las políticas económicas al aprobar los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible 2015-2030.

Finalizó con una importante reflexión del Papa Francisco, sobre la cual todos debemos ponderar individual y colectivamente: “La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente”.

Tags relacionados