‘...Esos polvos traen estos lodos’

Asiete meses de las elecciones nacionales, el país está inmerso en un ambiente de expectativas, tensiones, dentro y fuera de los partidos; dentro y fuera del ámbito de los candidatos; dentro y fuera de los intereses que rodean los procesos políticos del país.

Como en toda carrera electoral no faltan las denuncias, la malidicencia, las especulaciones y las inimaginables negociaciones, tratativas, promesas, engaños, esperanzas. Hay gente, grupos, que entienden que en los procesos electorales se ‘juegan la vida’. Y en ese sentido actúan, sin miramientos a los agravios que producen, sin el menor escrúpulo, sin el menor respeto.

La ‘guerra sucia’ forma parte de un estilo de campaña al que recurren, generalmente, los que están en desventaja franca y que no pueden ‘pelear’ con las buenas artes de la política. De ese estilo de campaña, que muchas veces quieren disfrazar como ‘campaña negativa’, hay verdaderos especialistas.

Si los partidos, candidatos, los proyectos políticos, en cualquiera de los escalones de las elecciones convocadas para mayo del 2016 decidieran centrar su campaña en la ‘guerra sucia’, podríamos estar acentuando una suerte de desgarramiento social. Y es que las reacciones de las víctimas de las andanadas ofensivas, que atacan lo personal, la moral, la familia, los entornos, en vez de contribuir a la convivencia, incentiva a un indivualismo cada vez más arraigado en nuestra sociedad.

Los agravios y acusaciones de campaña superan, muchas veces, el tiempo electoral y dejan huellas y heridas personales, familiares, que luego son difíciles de sanar. Y como sociedad, la dominicana no necesita más enfrentamientos y confrontaciones que nos separen.

Los agravios de elecciones ya no se quedan en ‘las elecciones’, como se decía antes: ‘son cosas de la política, nada personal’, porque son muchos los intereses que dominan el entramado electoral, millonariamente financiado de gente y grupos y que esperan ‘retornos’, en efectivo y/o en poder político, que se traduzca en ‘beneficios’ económicos importantes.

No permitamos, entonces, que nos empujen a esa vorágine política cuyas consecuencias serán letales. Como sociedad, no necesitamos más confrontaciones que nos separen. Porque como cita del viejo refrán: ‘Esos polvos, traen estos lodos’.