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DE VARIADOS TEMAS

¡Cambie de estación!

Cuantas veces escucho un spot radial o televisado, donde un simulador me habla de “la erradicación de la pobreza”, me dan ganas de vomitar y cambio de estación.

Cuantas veces escucho hablar de “la solución definitiva al problema eléctrico del país”, me vienen arcadas y cambio de estación.

Cuantas veces escucho a un caradura hablar de “honrar los principios que nos legaron Balaguer, Bosch o Peña Gómez”, me viene la inevitable sensación de vómito. Casi no puedo controlar el regurgitar, cuando escucho la “promesa firme”, “el compromiso con mi pueblo”, “el juramento ante la tumba de los fundadores de la nación”, “la seguridad de que mis manos siempre estarán limpias”, “la promesa de no aspirar a la reelección”, “yo solo me debo a esos pobres, abandonados a su suerte, a los que merecen mejor vida”, “voy a redistribuir la riqueza del país” (mayor tajada para mi grupo, resto para ustedes).

Al partidarismo criollo le está haciendo falta una inyección de creatividad; descubrir un nuevo lenguaje, una nueva estrategia de “fabricar” y proyectar liderazgos, que parta de insertarse previamente en el pensamiento del hombre de hoy, para poder comunicarse con él.

Porque “resulta y viene a ser”, que la única estrategia válida y funcional actualmente, es la que descubrieron los que, amparados en el poder, lograron riquezas que han empleado estratégicamente para, sin necesidad de recurrir a los manoseados argumentos de las insulsas promesas, comprar con dinero la adhesión y el voto en las urnas, una y otra vez. Ha llegado a tal degradación la política partidista dominicana, que solo el sonido de las monedas es capaz de llamar la atención de las masas siempre jodidas, siempre ambiciosas y definitivamente reacias a aceptar la retórica de los gastados discursos como argumento de convencimiento.

Y eso funciona desde los más encumbrados hasta los más depauperados: ¡Lo mío o nada!. Así que, si siente impulsos vomitivos al escuchar estas cosas, cambie de estación y... ¡contribuya a desmontar la farsa!

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