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VIVENCIAS

El sacerdote inmaduro

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Juan Francisco Puello HerreraSanto Domingo

Stefano Guarinelli es un sacerdote italiano, autor de El sacerdote inmaduro un itinerario espiritual. Parte de una inquietud, ¿qué está pasando con los sacerdotes hoy y que tienen que no funciona? Analiza si se trata de una crisis del ministerio o de una crisis de la vocación cristiana en general. Para él, este estado de cosas, no es privativo de los sacerdotes, sino de todos, y tiene que ver con la inmadurez.

Esta inmadurez, la coloca como un desfase temporal en el sentido de retraso, entre la edad psicológica y la edad cronológica de una persona. Sostiene, que la persona inmadura no está preparada para ninguna elección de vida, y menos para una tan exigente y definitiva como es el ministerio sacerdotal o el matrimonio.

Parecería, que la solución se encuentra en el hecho de madurar, de hacernos adultos en la fe, pero eso no es todo.

Refiere el hilo conductor de la infancia espiritual en el sacerdote adulto, que en un armónico comportamiento -que no está exento de tensiones-, a sugerencia de lo que Jesús ofrece, pueda llegar como cualquier creyente, a la maravillosa experiencia de ser adultos y niños a la vez. Establece unos parámetros para el estudio de esa inmadurez del sacerdote, como son, entre otros: la oración, la tentación, la ansiedad, la transgresión, la pertenencia, la soledad. Por lo extenso, referiré solo la oración.

Dice que para vencer esta inmadurez, se necesita “dejar de orar tanto y empezar a orar mejor, hablando con el Señor de tú a tú, abandonando el propio orgullo y la propia fachada de una presunta o pretendida normalidad”. Por tanto, donde no hay autentica oración no puede haber madurez cristiana.

Destaco estos aspectos que trata Guarinelli sobre la oración: para que sea efectiva debe ser más evocadora que informativa; la interioridad no es oración, sino la casa de la oración; no es un ejercicio de relajación; su consistencia está en su capacidad de transformar profundamente a la persona según Cristo Jesús.

Concluyo con esta frase de Stefano Guarinelli que da un sentido profundo de pertenencia: “el cristianismo no está hecho para personas superficiales”.

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