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Gasto total en salud bordea el 6% del PIB

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Los médicos, advierte la OMS, “navegan en aguas desconocidas” ante la magnitud de retos derivados de los brotes epidemiológicos, especialmente del Ébola, y de organismos mutando sobre un calentamiento global que se interconecta.

Aquí, ese navegar incierto parece recrecer ante la realidad insular: colindar con un vecino que es, lamentablemente, un formidable portador de riesgo sanitario. Unido a la pobreza extrema en la que viven y pululan en su nación y en el país, los haitianos son una amenaza real desplazándose sin control; condenados, sin quererlo, en su reducción y abandono, a ser vectores desdichados; incubadoras, larvario de infecciones y parásitos. Nos condenan, también sin quererlo, a sufrir la zozobra de y el temor a un día despertar bajo los azotes de plagas peores que las del antiguo Egipto.

En igual condición están los dominicanos pobres. Aunque la pobreza se redujo del 2008 al 2011 y en el 2012 quiso repuntar, en la gestión del Presidente Medina cedió 6.7%, cayendo del 41.1% en el 2013 (Banco Mundial) al 35.8% en el 2014, creando la necesidad de poner en la mira políticas públicas reductoras de la pobreza extrema.

La dimensión riesgosa se potencia en el descontrol fronterizo y en la indolente pasividad interna. Ciudadanos y autoridades recorren el territorio con ese panorama a la vista. Tan endurecidos de verlos están los ojos ya que ante la mirada empiezan a hacerse transparentes.

Así, las probabilidades de que el país sea caldo de cultivo de infecciones y vectores son cada vez mayores. Más cuando OMS nos atribuye un bajo nivel de gasto/uso de salud per cápita. En otras palabras, la gente se atiende poco. Una cultura del auto abandono y apego a soluciones caserasÖ

Junto a aquellas, son las causas obstructoras de ese objetivo de brindar mejores servicios de salud, de establecer un control epidemiológico y sanitario eficaz. Circunstancias que forman un valladar para el logro de los objetivos de las autoridades de salud, cuya clientela proviene de la pobreza extrema y, generalmente, con dolencias complicadas por el auto descuido.

Es el reto que se enfrenta a diario, con imperceptibles, pequeñas e importantes acciones: establecer un protocolo de atención; dotar a las comunidades apartadas de una Unidad de Atención Primaria, proveer dosis de vacunas, incorporar 762 nuevos fármacos a la lista de los medicamentos esenciales autorizados para los aseguramientos, formar el personal médico y paramédico, crear un sistema de gestión eficiente y racional, garantizar el suministro y los insumosÖ

Todo exige ser rehecho. En medio del desinterés de la población que, según el BM, tiene un ingreso mediano alto y caracteriza el eufemismo de nuestro ingreso per cápita; cuando el Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS), para la atención de la salud de las personas dedicó, el pasado mes de junio del 2015, el 13.52% del total de sus ingresos (RD$45,348.29 millones) y el 29.12% de lo pagado a las entidades del Seguro Familiar de Salud (RD$6,129.39 millones).

Esa población prefiere los servicios privados de salud. Los hospitales quedan, pues, para el 36% de los dominicanos pobres y más, para quienes entre ellos están en la extrema pobreza.

En ese entorno esperanzado, de riesgos, retos e iniciativas grandes y pequeñas se mueve y vive la salud en la República Dominicana cuando se reclama, de forma generalizada, el 5% del PIB para la salud y la OPS resalta avances en el sistema

El reclamo persiste pese a que, según el BM, el país alcanzó, en el 2013-14, un 5% del PIB en Gasto Total en Salud y el gobierno afirmó anteayer, por voz de la Ministra de Salud, del Director Ejecutivo de SeNaSa y del Director General del Servicio Nacional de Salud, que en la gestión del Presidente Medina el Gasto Social en Salud casi alcanza el 6% del PIB.

En sus declaraciones, la Ministra de Salud asignó un 2.8% al Gasto Público en Salud y, cotejando la ejecución presupuestaria del gobierno central se aprecia que de enero a junio del 2015 Salud Pública ejecutó el 10% del total gastado por el gobierno.

En su conferencia “Economía y salud en República Dominicana”, dictada el pasado mes de junio ante los dignatarios de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, el Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo advirtió que “En República Dominicana el gasto nacional en salud es relativamente bajo (5.4% del PIB) en comparación con la región (6.9%). En lo relativo al gasto público, en % PIB, el de la República Dominicana (2.8%) también es muy bajo en comparación con el promedio de la región (4.0%)”.

Por esta razón, el anuncio oficial de un Gasto Social en Salud próximo al 6% del PIB es una noticia a ponderar en el marco de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 (END 2030).

Entre sus postulados esta avizora un mejor sistema de salud. “Öpersigue garantizar el derecho de la población al acceso a un modelo de atención integral con calidad y calidez, que privilegie la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, mediante la consolidación del Sistema Nacional de Salud; universalizar el aseguramiento en salud para garantizar el acceso a servicios de salud y reducir el gasto de bolsillo”.

Es posible llegar a un Gasto Público en Salud igual al de la región. Acercarnos al 6% en Gasto Social en Salud lo facilita. El logro del faltante para igualarnos a la región (6.9% del PIB) puede legislarse, ser meta alcanzable en los próximos tres o cuatro años.

Sin la buena salud ciudadana derivada de un mayor Gasto Total en Salud es impropio hablar de sociedad del bienestar. Y mucho más difícil construirla.

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