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PUNTO DE MIRA

Supplice documenta la OEA

Los documentos que envió a su gobierno el exembajador de Haití en la República Dominicana, Daniel Supplice, muestran que tiene una idea de que el diálogo entre los dos países es pre condición para el entendimiento y al mismo tiempo pone en evidencia la irracionalidad del gobierno haitiano. Esos puntos de vista la causaron el despido. No comprendió que la administración a la que servía no tiene interés en resolver el problema. El estado de los inmigrantes es tomado como pretexto para desviar la atención pública de las dificultades políticas reales. Sin embargo, esta última carta del embajador Supplice pone sobre el tapete cosas que son del interés mundial. Resulta que el gobierno de Haití tiene 211 once años que no brinda actas natales a sus nacionales. Este atentado contra los derechos humanos se arraiga en vez de solucionarse.

Las causas tienen una explicación política que es tema de otro momento.

También el exencargado de la misión diplomática haitiana resalta que es “con calma sabiduría y perspicacia que se resuelven los conflictos entre estados”, pero a todas luces no es así que piensa Michel Martelly. La solución del problema principal, que es documentar a los ciudadanos, no es el interés del vecino país.

Supplice le dice a su gobierno que escribió “varias cartas que lamentablemente han quedado sin respuesta, y en mi último informe del 14 de julio, tomé la precaución de reiterarle la urgencia que la diplomacia haitiana tenía que gestionar la crisis no sólo en la lógica de la de los intereses nacionales, sino también de favorecer el diálogo constructivo.”

Este diplomático hace un recuento de la presencia haitiana en el país y advierte que con todo y crisis miles de sus compatriotas siguen pasando de manera ilegal hacia la República Dominicana, mientras que otros tantos esperan sin resultado la entrega de los prometidos documentos de identidad para retornar legalmente a suelo dominicano.

Además, que mujeres y adolescentes haitianas paren en los hospitales de este país, mientras niños haitianos cruzan todos los días la frontera para estudiar en escuelas públicas dominicanas sin ninguna restricción. Esto aparte de los 43 mil que cursan en nuestras universidades y colegios privados.

Esta cara de la realidad es ocultada, es más, se niega. El gobierno de Martelly mete la cabeza en un agujero.

Esta carta del exembajador debe ser entregada a la OEA, solo para documentarlos.

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