Tiempo para el alma
“Los mandamientos del Señor son verdaderos y eternamente justos. Más preciosos que el oro, más que el oro fi no”.
Sal. 18 (19): 10,11.
La Palabra de Dios es viva, actúa e impacta grandemente: te conforta en tu angustia, te hace meditar en tus errores, te alienta a perseverar, te alerta cuando no andas bien, te instruye sobre cómo actuar con sabiduría, te dice cómo ser justo, te levanta cuando caes, te lleva hasta Jesús.
La Palabra de Dios no es un simple documento ni una serie de sermones: Te enseña a creer, a amar a las demás personas, a dar su justo lugar las cosas de Dios, a vivir la fe, a reconocer el sacrifi cio de tus padres y a honrarlos; a respetar a los demás y aquello que ellos valoran, a ser empático, tener misericordia, obrar con honestidad y con justicia. En fi n, te enseña a vivir, a vivir de verdad.