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Unidad del PLD

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Como quien no quiere la cosa, ya el presidente Danilo Medina es el candidato del PLD para el 2016. Salvando todos los obstáculos políticos y de carácter institucional a la vista, el hombre -con una oposición cada vez más dispersa y reducida mayormente a las críticas que puedan hacerle Abinader y el PRM- tiene desde temprano las posibilidades de victoria inclinadas para su lado.

El hecho de que tras conseguir apoyo del expresidente Fernández, Medina también se agenciara un acuerdo con el PRD y el ingeniero Miguel Vargas, lleva a pensar que el jefe de Estado y de nuevo candidato del PLD en el 2016 estaría empeñado en ganar los comicios con una aprobación superior al 60%.

En función de la popularidad que los números daban al mandatario, por lo menos hasta antes de convertirse en candidato, y de que los ataques de la oposición política se centraran en él, lograr el triunfo con un alto porcentaje no sería una tarea difícil ni una utopía, si personalmente el hombre se encarga de trabajar el tema de la unidad interna, y de hacer que se cumplan los acuerdos que llevaron a votar por la modificación constitucional, tanto con Leonel, como con Miguel. Para hecho -porque hay comentarios innecesarios que generan disgusto y aprensión- Danilo tendría que emplearse a fondo y frenar en seco cualquier asomo de triunfalismo o de retaliación política proveniente de alguien de su litoral.

Para la jornada electoral del 2016, la unidad de todas las fuerzas, la incorporación de todos a la campaña (morados y aliados, los viejos y los nuevos) es fundamental para ganar y cantar victoria, porque es bien sabido que en política “nada está escrito”.

Por lo pronto, alguna gente no entendió ¿qué tanto se ganaba y en qué ayudaba a la reconciliación e integración que se necesita, el cambio de Rubén Maldonado por Elpidio Báez como vocero en la Cámara de Diputados?

Detalle. Hay que tener cuidado con “pellizcar” por algún lado o enviar mensajes equivocados a gente que fue aliada de Medina en la pasada campaña y que, de seguro, volvería a serlo en la que está al doblar la esquina.

En esto último, el influyente ministro José Ramón Peralta, que ha sido hombre clave y exitoso como “armador” y neutralizador de situaciones en beneficio de los proyectos y la imagen misma del Presidente y del gobierno, debe jugar un rol estelar, más activo. Y aunque delegue algunas cosas, debe retomar su estilo personalizado, de devolver las llamadas, que le dio una buena imagen.

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