Rechazo a la impunidad

Denunciar la impunidad sin precedente en la historia dominicana no es incompatible con apoyar cualquier sigla opositora para las elecciones del 16 de mayo del 2016.

Mucha gente ha de respaldar al PRM, a la Alianza País o cualquier grupo opositor, porque “hay que sacar al PLD del poder ahora o nunca”.

Dado que es una actitud progresista, resulta erróneo rechazar que un ciudadano honesto manifieste tal decisión política.

Por el contrario, debe estimularse con argumentos fundamentados en los actos y los hechos reñidos groseramente con la ética que registra el PLD durante sus mandatos gubernamentales.

Simultáneamente a la integración a cualquier opción opositora, existen muchos que privilegian mantenerse en el carril contra la impunidad y la corrupción, sin la necesidad expresa de sumarse personalmente a una organización partidista del abanico opositor.

Algunos dicen: “Juntos pero no reburujaos”. Esta línea de pensamientos no cuestiona ni apoca, ni opaca a los partidos opositores. Busca priorizar los esfuerzos contra la corrupción-impunidad.

Mientras el oficialismo cree que asestó el “palo de la gata”, círculos críticos opinan que fue el mismo palo en masculino y plural.

Tres argumentos avalan la corriente no pro-partidista: 1)Descarta ataduras a siglas partidistas. 2) No culmina ni hace pausa el día de las elecciones generales. 3) Tiene un radio de acción más amplio sin riesgos de depender o comprometerse con sectores coyunturalmente convergentes.

El poder morado acentuó su catadura recalcitrante desde que impuso la reforma constitucional mediante el uso sin escrúpulos ni disimulo de los recursos estatales (en especie, promesas o con sumas asombrosas emanadas del erario).

Se dice que a Leonel lo obligaron a carabina, cuando puso a pleno sol ciertos trapos del accionar político partidista de Danilo Medina.

Igualmente, aunque la creatividad política oficialista entienda que “anotó un canasto de tres” con la incorporación del PRD a la plancha oficialista, el resultado fue quemarse más de lo que estaba, con un Acuerdo bochornoso, sin nada que envidiar al famoso “pacto patriótico” del 2 de junio de 1996 que abusó de las condiciones de Juan Bosch y de la memoria de Manolo Tavárez.

Entonces, lo más democrático es que cada quién vote por quien quiera, o que consolide su actitud contra la corrupción y la impunidad.