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FIGURAS DE ESTE MUNDO

Helen Keller

¿Conocen la historia de Helen Keller, la famosa conferencista y escritora norteamericana que desde los diecinueve meses de edad había quedado ciega, sorda y muda? La historia de su victoria es ya una leyenda. No podía ver ni oír; pero su mente estaba poblada de sensaciones físicas que no podía interpretar.

Un día se enteró del sorprendente cambio operado en una niña noruega, ciega, sorda y muda como ella. Esa muchachita había aprendido a hablar.

Helen saltó bruscamente como si fuera picada por una avispa.

Agarró con fuerzas la mano de su maestra y le dijo esperanzada: “Tengo que aprender a hablar”.

Desde ese día empezó un esforzado, ininterrumpido estudio por varias semanas. Seguía obstinada cada instrucción; y al cabo de once lecciones, tomadas en solo treinta días, declaró: “Ahora ya no soy muda”. Por supuesto, era solo el comienzo de una lucha titánica sin fi n. Tuvo que lidiar con la palabra hablada toda su vida. Con los dedos sobre los labios, la nariz y la garganta de su maestra, captaba las vibraciones de sonido y prácticamente “oía” las palabras.

Por esta asombrosa manera de “oír” la voz, aprendió a pronunciar vocablos y luego a repetirlos una y otra vez, a fi n de emitirlos perfectamente.

Durante horas y horas, día por día, a lo largo de setenta y ocho años, repetía las palabras y las frases.

Mejoró a tal punto su pronunciación que logró un dominio de la expresión hablada. Y esta acción heroica fue califi cada como “la proeza individual más grande en la historia de la educación”.

Sí. Un ideal apoyado en el poder de la voluntad puede producir, como fruto “natural”, la superación. Pero un ideal fundado en la fe en Dios puede producir, como fruto “sobrenatural”, un milagro.

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