Reparto ordenado

Aunque constituye una verdadera lástima que todavía en nuestro país tengamos que ver a tantos pobres implorando comida, no se puede cuestionar la asistencia que el gobierno le da a mucha gente en este período del año. Esto así, porque la población humilde espera siempre este generoso obsequio. Es ya una tradición y a nadie le sorprende esta vieja costumbre que ha sido práctica de todos los gobiernos que hemos tenido desde que se le abrió la puerta a la democracia en el país. Lo que se debe revisar es la forma como se llevan a cabo los repartos. Debe haber un método más digno, más decente, para la repartición de los mismos. Duele ver las largas filas de personas, entre ellos envejecientes, sometidas a la inclemencia del sol, a los clásicos empujones, al tumulto, al atropello, al desorden que caracterizan las dádivas del estado en espacios públicos abiertos. Todos los años asistimos al mismo degradante espectáculo. Al parecer, nadie se conmueve, nadie es capaz de inventar otras fórmulas para adecentar el método y hacerlo con más respeto al ciudadano. Desde la época de Balaguer (que al parecer es el creador de esta modalidad asistencial del Estado, así como del reparto de Reyes para los niños pobres frente a su residencia) , los medios de comunicación han hecho observaciones de todo tipo a este esquema y nadie se interesa por buscar una metodología distinta al viejo modelo. El gobierno reparte bonos para el gas y no expone a la gente a estos desmanes. Entonces, bien podrían los directivos del Plan Social de la Presidencia, copiar estos métodos para que la ayuda vaya directa a los hogares de quienes lo necesitan. Resulta verdaderamente conmovedora la escena de muchas personas desvalidas, de avanzada edad, enfermas, que tienen que meterse a esta garata para conseguir una cajita de alimentos. Esperamos que por caridad, la experiencia del 2014 puedan ser superadas en el 2015, para que no seamos testigos de tanta insensibilidad y degradación en el futuro.