Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Tiempo para el alma

“Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador”. Lc. 2: 27-30. Simeón, un hombre “justo y piadoso”, esperaba no morir sin conocer al Jesús, El Salvador, el hijo de Dios, Dios mismo hecho ser humano. Cuando los padres de Jesús lo llevaron ante él, y lo conoció, sintió la paz de quien puede irse de este mundo con la esperanza de la salvación. Qué maravilloso que sea esa también nuestra aspiración: conocer a Jesús y con Él nuestra salvación. Mis queridos lectores, los que nos llamamos cristianos y decimos o creemos conocer y “vivir” a Jesús tenemos la misión, como lo hicieron los padres del Salvador ante Simeón, de llevarlo a otras personas para que también lo conozcan; solo que la única forma que tenemos de hacerlo es mostrarlo a través de nuestras acciones, de nuestro ejemplo, de nuestra propia vida; las palabras ya están escritas, nuestra parte es hacerlas vida en nosotros. Solo así las los demás sabrán que es Jesús.

Tags relacionados