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EL BULEVAR DE LA VIDA

No olvidemos lo principal

Sin Dios, amor ni MarxLa sociedad dominicana, anda como nunca perdida en sus decoraos, convertida en idólatra infeliz de las apariencias, amante perdida de la escenografía y la desmemoria. Quienes escuchan hablar a la gente nacional sobre la situación ética y política del país, puede llegar a pensar que quienes les gobiernan desde Palacio, Congreso, ayuntamientos y desde los palacetes empresariales privados (que son quienes con sus financiamientos determinan todo lo anterior), son una élite impuesta por un Trujillo que se niega a morir, exportada vía exprés desde las pampas argentinas o las nieves escandinavas. Se habla así de “los políticos”, como si los muy señores no fueran la expresión doliente y dolorida de una sociedad que perdió el camino, alejada de Dios y el cristo de Marx, y democratizó sus malas artes. Esos políticos y esos grupos empresariales que nos gobiernan, son justo lo que somos, hemos querido y les hemos permitido que sean. Ni más ni menos. “El discreto encanto de la corrupción”Mal anda una sociedad donde la lucha contra la corrupción la encabezan los beneficiarios directos o indirectos de ella, del empresario evasor y corrupto que la financia, del hijo de aquel corrupto del PRD de los ocho años, el nieto de aquel de balaguerista de los doce, o del trujillismo más degenerado que ahí anda gobernando con sus modernos representantes. Para sobrevivir, el hombre se aferra a una desmemoria conveniente. Siempre recuerdo aquella anécdota de Joseíto Mateo, a quien alguna vez alguien increpó porque durante la dictadura había cantado merengue de loas al dictador, a lo que Mateo respondió: “Sí, yo las cantaba, pero ustedes las bailaban”. He ahí la historia de una dictadura y de unos votantes que en 50 años de democracia lo único que hemos democratizado ha sido el robo y la impunidad. La amnesia convenienteLa amnesia colectiva ante el oprobio soportado, ante el saqueo cometido por nosotros mismos o nuestros ancestros en tal o cual gobierno, son las trampas que se inventa la memoria para sobrellevar el pasado. Por eso, dice García Márquez en “El amor en los tiempos del cólera”, es sumamente fácil ser “víctima facial de las trampas caritativas de la nostalgia”. Por algo, los recuerdos del amor, ay, son a veces más hermosos que el amor. Algo deberá ocurrir ante este drama existencial, y la crisis espiritual, la falta de propósito de vida que afecta a gran parte de la sociedad dominicana. Todos tenemos la espiritual y humana encomienda -de nuestra conciencia, de Dios o de Alá- de superar este presente de alienación infeliz, de tanta necesidad de tener para ser, de tanto necesitar para existir. Hablo de reaccionar a un presente convertido en una caligrafía de tormentos, hijos muertos en vida, madres vivas en la muertes existenciales que sus resentimientos y odios les provocan, el reinado impune de la droga, el lavado de activos tan celebrado. “Escogeré del mundo, el peor de los caminos, y le diré a la gente...”Nos ha costado años y esfuerzos, pero al fin lo hemos logrado: Hoy la sociedad dominicana anda en sus peores pasos éticos y familiares. Justo ahora, cuando esta sociedad es materialmente menos pobre que nunca, es justo y cuando anda más perdida, existencialmente pobre y sin caminos, incapaz de recordar para poder definir qué es verdaderamente lo fundamental en nuestras vidas. Hagan memoria y me entenderán: Los más hermosos momentos de nuestra existencia han sido gratis, y nada tiene que ver nuestra felicidad con el lujoso nuevo carro, el moderno apartamento. Y es que las cosas materiales, como el sexo sin amor, ay, mueren con la victoria. Entonces queda lo principal, Paolas de cada quien, sueños de patria chica, el amor, tú... No olvidemos lo principal.

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