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Paradigmas políticos

Un Presidente que sustente sus ejecuciones en función de sus principios, de su integridad, podrá equivocarse, podrá errar en algunas de sus decisiones, pero nunca decidirá políticas públicas a partir de conveniencias personales, familiares o de cercanos, sino de la mayoría de sus gobernados. “Los presidentes deben ser siempre referentes éticos para una nación”, dice un queridísimo compueblano nuestro que es devoto del bienhacer. Por tanto, aquellos que llegan a la política para degradarla, para enlodarla, para hacer negocios, para disminuirla, podrán hacer fortunas, pero nunca serán bien valorados ni bien recordados. La historia mide a los hombres no por lo que poseen, sino por lo que hacen. La fama de la mayoría de los buenos referentes políticos que tenemos en el continente se ha construído sobre la base de una demostrada vocación de servicio a favor de los más pobres. Los gobernantes deben fomentar la equidad y la justicia social. La buena valoración que hoy posee el presidente Danilo Medina entre los dominicanos es consecuencia de esa marcada inclinación suya a favor de los más débiles en materia económica. El espontáneo acercamiento del Presidente a los sectores económicamente más deprimidos, las llamadas visitas-sorpresas, dejan una percepción positiva en la gente. Un Presidente siempre debe ser sensible a las causas que privilegian a los humildes. Los gobernantes que hoy constituyen paradigmas políticos del mundo, coinciden en su forma de actuar, de pensar y de gobernar. No son muchos, pero son los mejores ejemplos de que se puede ser político y ser honesto, responsable y honrar las promesas. Los méritos y los afectos políticos de estos tiempos se ganan, no se compran.

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