Agresiones haitianas intolerables

Es inconcebible, que vehículos dominicanos que llegan a Haití cargados para su uso, al regreso los conductores sean intimidados y agredidos por haitianos. El chofer dominicano, Carlos de León fue golpeado y herido en el país vecino, perdiendo el conocimiento por agresiones de una turba haitiana; hecho que ocasionó la pérdida del control del vehículo impactando una residencia que provocó el deceso de una niña. El chofer fue encarcelado; no obstante, el gobierno haitiano debió enterarse que el dominicano no fue responsable del hecho, por encontrarse herido a consecuencia de agresiones vecinas. Al regresar de Juana Méndez, donde el dominicano llevó un cargamento de varillas, ocurrió su agresión, hecho que no hacemos con ellos. Desde nuestra tierra se pidió el rescate del conductor, porque su responsabilidad no fue a conciencia. El Gobierno dominicano debe de investigar, aquí se trata muy bien al haitiano y no es la primera vez que dominicanos entran por la frontera vendiendo sus productos y terminan golpeados y sacados como enemigos. ¡Basta de agravios vecinos! Nos llegan delincuentes y criminales haitianos, mientras el dominicano olvidó los 22 años de dominación haitiana, donde mataron cientos de blancos, mulatos y negros. No podemos asumir flojera con Haití; se llenan de haitianos nuestras calles y por todas partes, se piensa que quieren una fusión que jamás vendrá. Hay que tener mucho cuidado en estos momentos, es una verdadera lástima, pero no debemos ser provocados, somos un país de valientes, sin temor absolutamente de nadie. Muchos países no permiten ingerencia vecina como nosotros. Las Bahamas deportaron cientos de miles de haitianos indocumentados, conjuntamente con otras naciones. El dominicano tiene que cuidarse, a la CIDH que observe bien; sus pretensiones no serán nunca aceptadas por nuestro país, no estamos en condiciones de otorgar la nacionalidad a todo indocumentado que llegue a República Dominicana, porque aquí nacen todos los haitianos en nuestros hospitales. Debemos comprender esa realidad, el país necesita empezar a deportar evitando hundirse; porque tenemos una gran pobreza que requiere urgente atención. Si continuamos permitiendo diariamente la entrada masiva de indocumentados haitianos, sufrirá nuestro país por semejante inconsciencia. La pobreza nacional en inmensa, no ha existido la voluntad nacional de ayudar a su crecimiento personal y somos dominicanos y debe de dolernos lo que está sucediendo en nuestra tierra. Los niños pobres andan sueltos por las calles de Santo Domingo, ya ha llegado el momento de recoger a nuestra pobrísima infancia. Hay que hacer una Gran Escuela para esa finalidad; como nuestro Presidente construye tanto, es importantísimo que la infancia dominicana se eduque, que no sólo aprenda a leer y a escribir, sino que se prepare para alcanzar una educación que los coloque a la altura de enfrentar la vida exitosamente. Es obligación instruir nuestra pobreza, no es justo que varias clases sociales dominicanas lleguen a desenvolverse vivencialmente, menos los paupérrimos, sin proporcionarles facilidad para educarse. ¡Debe controlarse diariamente la entrada masiva del haitiano indocumentado; estamos siendo invadidos pacíficamente! Tenemos que evitar la imposible fusión. Urge velar por el dominicano por encima del haitiano, sin olvidar la infancia sin familias, ni conocimientos. Que se ablanden todos los corazones, de quienes manejan posibilidades educacionales y humanas, realmente prioritarias. Vivimos en un país libre por encima de presiones, luchando por superarnos sin ingerencias, imposibilitados de manejar extranjeros en nuestra tierra. Esperemos que Haití pueda rehacer su país, sin molestarse al contar con la República Dominicana, que también lucha por evolucionar, para que todo dominicano crezca a la altura de las requerencias nacionales y para que nuestra gran pobreza no siga considerándose olvidada. ¡Dios lo permita!