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Todo es “asigún”

Era un día cualquiera. En la página de un diario matutino, lado izquierdo, leo el anuncio de una institución del Gobierno en el que proclama glamurosamente en su titular que “Estamos a la misma altura de los países más avanzados del mundo”. Al lado derecho de la misma página, justo al ladito, una noticia derrumba lo anterior: “Colapsa sistema sanitario de Hato Mayor. Desde hace dos años, las heces fecales descargan en el río Maguá”. Rato después, en un programa radial, los comentaristas derrochan elogios para el alcalde Serulle de Santiago, en ocasión de la inauguración de un remodelado proyecto urbanístico, mientras en otra radioemisora vecina se dice que “la Central Nacional de Trabajadores del Transporte anuncia su disposición de visitar a la Cámara de Diputados para solicitarle que declare a Santiago en estado de emergencia, debido al alto grado de deterioro físico que presenta el municipio.” Recordé mi reciente transitar por la Estrella Sadhalá, desde el Infotep hasta Haché, donde, más que en auto, parecía andar sobre caballo. A mediodía, un spot de televisión proclama “Somos un país maravilloso, donde se transita por miles de kilómetros de carreteras modernas y se puede retornar al hogar con seguridad”. Cinto minutos después, escucho el grito desesperado de una mujer en la calle. Salgo arma en ristre, pero ya era tarde: le habían llevado su modesto automóvil del año 2009, regalo de su padre para que pudiera estudiar en la universidad. Lágrimas de dolor y rabia. En conclusión: todo es “asigún”, o sea, según quien emita el mensaje. La de cualquier gobierno, será prosa eyaculatoria de autobombo y la emitirán vía su propaganda o sus propagandistas pagados. Pero ella nunca sustituirá la realidad que permite distinguir a los farsantes de los imparciales y veraces, raza en extinción, dicho sea de paso. Pueden pasarse el día creando sofismas y elaborando imágenes ideales, vía publicidad o comentarios, mientras el ciudadano padece sus crudas vivencias... ¡y contra eso no hay opinión que valga!

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