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Tiempo para el alma

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas,... que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!” Mt. 23: 23, 24. Posición cómoda la de cuestionar nimiedades, pequeñeces; de querer imponer el cumplimiento de normas y comportamientos, cuando en un pequeño círculo, en discreción, en lo íntimo, en lo oculto, se vive en la podredumbre moral y espiritual. Esa paradójica relación entre el contenido y el continente, entre la postura y la realidad. Jesús habló una vez de vomitar al tibio; se es o no se es, ésa es la cuestión. Puede una persona decir que es seria y todos creerlo, porque paga sus impuestos, trabaja de sol a luna, reparte con justicia y obra por el bien común. ¿Qué pasa si esa misma persona tiene prácticas malsanas, actúa con venganza y ordena con perversidad en el anonimato? “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad!”, agrega Jesús. Hoy no serán escribas y fariseos los que deban mejorar sus cuentas, hoy Jesús nos habla a todos.

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