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PUNTO DE MIRA

Ya es más que espanglish

Cuando era adolescente me desvié del camino lógico. Hasta olvidé de las enseñanzas de la niñez en mi fantasía poblada de testosterona. Está claro que no se pelea con el más grande, salvo que tengas mayores recursos que él. Y yo no los tenía. Como no era lambón ni metamórfico no podía reír sus chistes, copiar esas modas y rechazaba sus costumbres. Contra mis ideas no valieron consejo.

El único que aprende en cabeza ajena es el peluquero.

Mi obstinación generó la persecución de los órganos represivos y la cárcel hospedó mis ideas. Hasta dos atentados sufrí pero la suerte me dejó para contar estas experiencias.

No tuve conmigo el momento político a su favor.

España declinaba cuando Juan Pablo Duarte conspiraba contra la potencia ibérica.

En el caso de nosotros, aunque Mao decía que el imperialismo era un Tigre de Papel, sus garras eran de verdad. En la actualidad tiene mayor control del mundo y se entretiene con el control de los ciudadanos suyos y ajenos y envía sus soldaditos de verdad a donde se le antoja. Los maestros debieron decirme que tenía que aprender el idioma, la música y todos los elementos culturales que impone el imperialismo de turno. El británico había sido reemplazado: el béisbol desplazaba al críquet y un “gorilesco” fútbol era más importante que el rugby. No me percaté que debía abandonar el merengue que se iba por las cañerías del rock para ser suplantado por música robótica que nadie sabe bailar.

Eso de no querer aceptar los usos y costumbres del que manda tiene sus consecuencias, pero tampoco entendía eso del huevo y la piedra o que el dueño de la fiesta es quien pone la música.

Pero es la moda. Hay que adaptase o morir si no lo intenta. Los niños no juegan, pelean la embrutecedora guerra tecnológica con la complacencia de los padres y abuelos. Los alienamos para que sea más importante ver una revista con el último modelo de carro que leer un buen libro, mientras sus hermanas cambian sus líneas con silicón. Prestan más atención a la vida de los famosos que fabrica joliúd que la prohibición del aborto que sí afecta su vida moderna.

Ya no hay baratillo sino blakfraidei, lo vi en un imeil que me avisa del sanguivin; que ya pasó jalouin pero viene santicló.

Mientras tanto, yo toy japi, ¿ok?

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