Los cementerios están muertos

Los cementerios del país están llenos de yerbas, sucio, calles deterioradas, drogadictos, delincuentes, prostitutas, jugadores, profanadores y olvido. Allí, mucha gente vive de los muertos: los que limpian las tumbas, los que venden las flores, los que construyen las lápidas, los que cuidan los nichos, los que venden los ataúdes, las rezadoras, etc. Para los únicos que no valen nada los difuntos es para los que administran los cementerios. Los muertos se han quedado muertos de soledad en los cementerios públicos. De ahí el auge de los cementerios privados: lugares que garantizan seguridad, limpieza y tranquilidad. Espacios que son ciertamente camposantos de paz. No sé qué cuesta el rescate y la preservación de los cementerios públicos para el erario, pero a pesar de todo el desorden que impera en ellos, no creemos que sea tanto el costo de su recomposición. Los camposantos públicos del país no resisten más abandono y deterioro. De seguir así, la indiferencia terminará matándolos. Pedimos un poco de vigilancia en los cementerios. Un poco de cuidado, de aseo, de orden, de respeto a tumbas y visitantes. Para que no mueran los cementerios, para que la gente pueda visitarlos sin temores, sin acoso y en paz, pongámosles un poco de atención y cuidado. Dejemos que los muertos “vivan” en paz para siempre.